No hay nadie que no quiera saber la última encuesta, el último dato, el último chisme sobre las elecciones. Para muchos esta elección presidencial representa un grado de incertidumbre pocas veces visto. La vez pasada cuando fue elegido Toledo para muchos no había mucho de que temer pues muchas caras conocidas acompañaban al presidente. Inclusive el presidente tenía un discurso populista pero más tradicional: ofrecía a manos llenas en medio de un país en recesión. Hoy sin embargo, el temor es mayor pues por un lado las caras que hemos conocido en la campaña preocupan y por otro el discurso populista está teñido por una postura de reivindicación por las buenas o por las malas. Del otro lado, la primera mujer que podría ser presidenta ha tenido muchos problemas en transmitirle a la población más pobre del país que su plan está enfocado en atender los problemas de ellos. De cara a una población que tiene serios problemas de comprensión básica según lo que revelan los resultados de las encuestas de calidad educativa, los mensajes han sido extremadamente complejos.
Lo que más nos preocupa son los problemas de gobernabilidad que cualquiera de los dos candidatos tendrá que enfrentar si es que recibe el favor de los votos. Por un lado, Lourdes Flores deberá sentarse desde el primer día con todos para lograr el apoyo en la implementación de un plan decididamente a favor de otorgar más oportunidades a los pobres. Ella no podrá esperar una mayoría en el Congreso, o un mandato claro para realizar un programa de reformas de difícil aprobación en el Congreso. Ella va a necesitar abundante toma y daca, conversación y concertación previa. De otro modo, nos espera un escenario de confrontación y bloqueo de iniciativas.
Por otro lado, Ollanta Humala sigue generando la duda de cómo administrará un triunfo en segunda vuelta. ¿Optará por forzar al Congreso opositor a aprobar medidas como la introducción de acciones doradas, el impuesto a las sobreganancias o cosas por el estilo? O de repente optará por aprovechar su pretendido triunfo en segunda vuelta para apurar el tránsito a una Asamblea Constituyente que sólo ellos quieren. En ese sentido, podría optar por arrinconar más a los partidos “tradicionales” contra la supuesta voluntad popular. Luego de esto el camino de reformas radicales será más simple de ejecutar. En caso contrario, nos parece que el camino está lleno de problemas. Humala va a querer mostrar logros concretos en el corto plazo y no pareciera estar muy dispuesto a respetar los plazos, las formas o procedimientos establecidos.
Lo cierto es que el trasfondo real de esta elección es los partidos una vez más fallaron en lograr ser reconocidos como instrumentos capaces de cambiar la perspectiva de un amplio sector de la población que se siente engañada y frustrada. Una mayoría que no le importa arriesgar por lo nuevo, lo incierto. Una mayoría de la población que no termina entender que gana con o sin democracia. Una mayoría de peruanos que no lee la prensa y que le importa poco o nada la libertad de opinión. Ellos no sienten el miedo a un salto al vacío.
Publicado en El Comercio, Marzo 30 2006
1 comment:
El salto a un vacío tenebroso, por cierto. Otra señal de alarma: El destacado psicoanalista Jorge Bruce publicó en la revista Somos del 1 de Abril un interesantísimo comentario en el que advierte sobre los síntomas de "desconexión psicopática de nivel alto" del candidato Ollanta Humala. El artículo está disponible en Nómina de huesos
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