Saturday, May 18, 2013

El papel de los impuestos


Hay pocas cosas más odiosas que pagar impuestos pero son la herramienta principal para que los gobiernos tengan recursos. Un reciente libro del Banco Interamericano de Desarrollo, editado por Ana Corbacho, Vicente Fretes y Eduardo Lora, explora la política impositiva de los países de la región. Lo interesante de este libro es que lejos de sólo preocuparse por si los impuestos que tenemos rinden o no lo que corresponde, parten de la premisa que los impuestos pueden ser utilizados como una herramienta en las políticas de desarrollo de nuestros países.
Empiezan tratando de exorcizar algunos mitos referidos a la discusión pública sobre los impuestos en la región. Por ejemplo, no es tan cierto que cobremos pocos impuestos cuando miramos economías de igual nivel de desarrollo económico. América Latina impone una carga impositiva equivalente al  17 por ciento del impuesto sobre los ingresos mientras que lo que uno debería esperar es 20 por ciento. Además, en la última década, la recaudación subió 2.7 puntos porcentuales del PBI, que no es poco. Lo que si es cierto para toda la región -en su conjunto- es que somos muy malos para cobrar impuestos a la propiedad.
Otro mito es que los impuestos son regresivos, es decir, afectan en mayor medida a las familias de menores ingresos. En realidad cuando se mide por cuanto gastan las familias el resultado dice que no hay ninguna regresividad. En realidad uno quisiera que exista progresividad pues los impuestos son una potente herramienta de política social que no simplemente no se usa.
Si hay una lección clave en la región respecto al impuesto a las ventas es que tener productos exceptuados atendiendo a justificaciones de apoyo a los más pobres (por ejemplo, alimentos de la canasta básica) no es una manera efectiva. Mejor es no tener ninguna excepción y redistribuir por programas condicionados y focalizados.
Un mito que sí es verdad es que hay abundante evasión, especialmente en los impuestos a los ingresos donde se alcanzan niveles cercanos al 50 por ciento en promedio para los diez países que se tiene información. Hay muchas opciones para hacerlo y son aprovechadas en todos los países. El último mito es sobre la debilidad de las agencias encargadas de recolectar impuestos. Lo cierto es que en muchos países se les debilita porque los sistemas impositivos son tremendamente complejos para los ciudadanos y por lo tanto a la hora de fiscalizar será muy difícil y costoso verificar su cumplimiento.
En materia de reformas los autores sugieren que lo esencial es usar la potencia redistributiva de los impuestos. En segundo lugar, se debe hacer un esfuerzo por simplificarle la vida al contribuyente que eso redundará en una mayor capacidad de fiscalización. En tercer lugar donde hay sistemas descentralizados es importante evitar que la generosidad de las transferencias del gobierno central no sea un incentivo a no recaudar recursos propios como los impuestos prediales.
Finalmente, los impuestos tienen el reto de promover el crecimiento económico, favorecer la movilidad y la igualdad social. Los impuestos pueden también ser utilizados para modificar el comportamiento de las personas hacia opciones más responsables con el ambiente. Vale la pena revisar este libro para mejorar nuestros sistemas impositivos.

Publicado en El Comercio, Mayo 18, 2013

Saturday, May 04, 2013

Equilibrio y Persistencia


En un país de surfistas sobre olas y de surfistas sobre presupuestos familiares todos deberíamos comprender la importancia y el valor del equilibrio y de la persistencia. Cada acción que tomamos parados en la tabla, cada decisión sobre nuestras finanzas familiares tiene un impacto en el equilibrio. Corremos el riesgo de caernos al agua, o caer en bancarrota si es que nuestras acciones son demasiado violentas, radicales, impensadas. Puede que eso nos lleve a que nos cataloguen a que llevamos una vida aburrida o que nos falta ese poco de atrevimiento e imprudencia para ser más como Sofia Mulanovich. Lo cierto es que inclusive ella sabe cuando vale la pena intentar algo más atrevido sobre la tabla y cuando simplemente va a conducirla al agua.  Debemos actuar basados en saber el costo y el beneficio de nuestras potenciales acciones.

Pero el segundo concepto está ligado al primero. Así como es crucial en la vida de una familia y de un surfista aprender a controlar su equilibrio, también es fundamental aprender el valor de persistir. De nada le vale a una familia administrar sus finanzas de manera impecable un año para el siguiente desbandarse en gastos que en realidad no podrán ser financiados.  Ese desvío de un año lo más probable tendrá un impacto no sólo en ese año forzando a la familia a recurrir a recortes en otros gastos que inicialmente no hubiesen querido aceptar, también tendrán un impacto en los años sucesivos. Por ello, la prudencia en las finanzas personales no es algo que debe hacerse ocasionalmente, el verdadero valor está en ser siempre prudentes, en la perseverancia. Eso es lo que nos permite tener un riesgo crediticio muy bajo, y nos permite darnos gustos a precios más cómodos. La perseverancia y el equilibrio están estrechamente relacionados entre sí. El surfista sabe que a pesar de haberse caído en la última ola, debe levantarse y volver a intentar para que su lectura de las olas sea el más cercano a permitirle tomar esos riesgos controlados. De nada le valdría al surfista cambiar de playa cada vez que las olas de una playa lo tiran al mar más de lo que el quisiera.

En el último reporte de la Oficina del Economista Jefe para América Latina del Banco Mundial se plantea la necesidad de que la región debe entender que ahora ya no se crecerá con viento de cola, sino que le toca remar si quiere seguir creciendo. Es decir, la región debe esforzarse más en emprender esas reformas que hagan sus economías más competitivas. Hoy no sirve confiar en que la inercia de la demanda mundial o de las reformas hechas en el pasado sean suficientes para sostener las tasas de crecimiento. Tampoco se puede confiar en que el mercado, inversionistas y consumidores estarán tranquilos o pasarán por alto tanto la inacción de los gobiernos como acciones claramente inesperadas. Los gobiernos tienen un margen de acción mucho más estrecho que el que quisieran. Están bajo constante monitoreo. Cualquier acción que rompa el equilibrio de lo esperable o deseable o cualquier falta de perseverancia serán tomadas en cuenta y serán la base para las decisiones de inversión.  Cuando no hay olas cualquiera se puede parar sobre una tabla. Ese escenario hace rato ya no está disponible para los gobiernos de la región.

Publicado en El Comercio Mayo 4, 2013