Abro mis notas de CADE y encuentro marcadas algunas frases que quisiera compartir con ustedes. La primera es sobre que tan bueno es ser un país diverso. Mejor dicho que tanta rentabilidad podemos obtener de tener multiplicidad de climas y alturas en una misma región. Si bien puede ser admirable que en una zona relativamente pequeña podamos cultivar una diversidad de productos lo que importa en realidad es pasar la prueba del mercado. Aunque está lejos de ser verdad, pero si yo pudiera cocinar sólo una porción de 30 platos distintos no podría poner un restaurante. Necesito escala de producción. Necesito un mercado interesado en pagar por mis habilidades. ¿Qué gano del hecho que puedo producir las más sabrosas alcachofas si no tengo una escala que interese al mercado? ¡Estas alcachofas no las está sembrando Picasso!
La segunda es sobre una afirmación que hizo el presidente del BID referente a que 40 de cada 100 nuevas pequeñas empresas peruanas desaparecen antes de haber cumplido un año. Es más, apenas 15 de cada 100 sobreviven tres años. El señaló que el BID estaba muy interesado en reducir esas cifras. Lamentablemente no se explicaron las causas por las cuales dichas empresas quiebran ni tampoco cual era algún punto de comparación. Buscando estadísticas encontré que en EEUU al cabo del primer año 20 de cada 100 nuevas firmas salen del mercado y luego de tres años esta cifra sube a 45 por ciento. En Canadá las cifras son 33 de cada 100 nuevas firmas no pasan el primer año y 50 de cada 100 pueden festejar su tercer cumpleaños. Ojo que los datos de Perú incluyen a empresas informales mientras que no es así en los otros dos países. Así es que pongamos un grano de sal a la comparación.
Pero lo importante es saber porqué quiebran estas empresas en el caso de Perú. ¿Es por razones macroeconómicas, por razones específicas a la industria, o son razones específicas a las propias empresas? En los estudios típicamente se encuentra que aquellas empresas de mayor tamaño tienden a ser más resistentes a los problemas iniciales. ¿Qué factores impiden crecer a las pequeñas nuevas empresas que sobreviven su primer año en el Perú? ¿Es realmente malo que nuevas empresas quiebren? De repente no evaluaron bien su proyecto, no tienen a las personas idóneas para manejar la empresa, o de repente no tienen suficiente respaldo financiero para iniciar la aventura de la empresa propia.
Una tercera es la reflexión más general sobre lo discutido en la CADE. ¿Porqué se ha avanzado tan poco en materia de inclusión en los últimos años? Ayer en la presentación del último libro del Banco Mundial el presidente García fue muy enfático en señalar -citando a Galileo- que a pesar que hay malos gobiernos, que hay malas coyunturas internacionales y demás adversidades hoy somos un país más inclusivo que el que teníamos hace 50 años. Si bien eso es indiscutible, la comparación relevante es si el Perú ha hecho más o menos que sus pares en esos 50 años. Pero si algo positivo salió de la reunión en Arequipa fue que los peruanos debemos dejar de mirar el pasado y construir el futuro. En ese sentido, en la CADE hubieron propuestas interesantes para mejorar la gestión y la intervención del Estado. Por ejemplo, Gustavo Yamada propuso retirar el velo que hoy existe entre los que optan por estudiar en las instituciones de educación superior e informar sobre el retorno de esa inversión a través de una encuesta. El Estado podría mejorar el funcionamiento del mercado educativo brindando mayor información a quienes están detrás de la oferta y de la demanda. Es momento de ver como Estado y mercado pueden complementarse en lugar de suplantarse.
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