A comienzos de semana se anunció que el Premio Nobel de Economía de este año fue otorgado a 3 ilustres desconocidos para la mayoría de la gente: Maskin, Myerson y Hurwicz. Estos tres economistas desarrollaron la teoría del diseño de mecanismos de mercado. Déjenme intentar una explicación sencilla para entender porqué cada uno de estos señores se ha ganado medio millón de dólares entregado por la Academia Sueca.
Si usted quisiera comprar una casa existe un mercado inmobiliario que tiene varios actores y varias reglas de funcionamiento. Pero lo más importante es que desde ambos lados del mercado, compradores y vendedores, hay incentivos muy claros que hacen que el mercado funcione. Dado que usted buscará su casa y alguien ofrecerá casas, lo único que hará falta es que usted tenga los recursos financieros para comprarse su casa. Sin embargo, hay muchísimos bienes y servicios donde el funcionamiento del mercado no necesariamente le garantiza que usted obtenga lo que quiere.
Pongamos un ejemplo. Imagínese que usted es un inversionista minero y quiere desarrollar un proyecto socialmente responsable. Las reglas establecen que usted puede confiar que el gobierno se encargará via los recursos del canon tener ingresos para poder financiar obras en las zonas directamente involucradas en la actividad minera que permitirán que la población sienta que la actividad minera trae progreso. Bueno, todo genial en el papel pero en la práctica el gobierno resulta incapaz de hacer sentir progreso en dichas zonas y por lo tanto los pobladores supuestamente beneficiados se sientes estafados por el gobierno y de paso por la empresa minera. Ante esto no basta los programas de desarrollo integral comunitario que usted haya planteado a la población. El resultado termina siendo que no hay actividad minera.
En estos días el gobierno ha estado dándole vueltas a la idea de reconocer su absoluta incapacidad y entregar directamente como si los pobladores fuesen accionistas de la empresa minera una parte sustancial del canon en efectivo. En palabras de los premios Nobel de este año se estaría optando por un sistema que incentive a la población a querer que la empresa minera opere en la zona.
Pero un momento que yo no estoy diciendo que se este sea el mejor de los mecanismos. Claramente los ingresos por canon son altamente volátiles: un año son enormes, pero al siguiente pueden ser cero. Y lo que aquí necesitamos es que los pobladores estén todos los años a favor de la inversión minera.
La definición básica de economía es que es la ciencia que estudia el manejo de recursos escasos con fines alternativos, eso lo saben hasta mis amigos los abogados. Estos economistas recién premiados plantearon que no sólo importa tener en cuenta los recursos. En mi ejemplo, la minera puede tener dinero para programas de desarrollo comunitario o el Estado puede tener ingresos del canon para gastar. Eso no basta. La idea central que les valió recibir el premio Nobel es que detrás de un problema económico no sólo importa que se respeten las restricciones de recursos sino que es fundamental que se tomen en cuenta las restricciones de incentivos que pueden llevar a los individuos a no querer hacer lo que uno quisiera que hagan.
Cómo decía uno de mis profesores todo el mundo tiene un precio, el problema es cómo preguntárselo sin que se ofenda. Y yo añadiría, y cómo pagárselo sin que al cabo de unos años cambie de parecer.
Publicado en El Comercio Octubre 18, 2007
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