Monday, November 05, 2007

¿Liebres o tortugas?

Probablemente lo más complicado de ser gobierno es mantener control de la agenda de las cosas que efectivamente quiere hacer y evitar que la agenda esté bajo control de alguien más. Este puede ser algún grupo de interés desde exportadores angustiados con el tipo de cambio hasta cocaleros no dispuestos a que el gobierno reduzca sus áreas de cultivo. Pero también puede ser una encuesta poco grata a los ojos e hígado del presidente o alguno de sus ministros. Inclusive puede ser otro país interesado en complicarnos la vida más de lo necesario o interesado en que nuestra vida tenga más oportunidades de progreso.

Ayer se publicó el Indice Global de Competitividad que pretende juzgar los avances de los distintos países en el mundo en el juego de quien es el más competitivo en el planeta. El objetivo de este trabajo es evaluar qué países están mejor preparados para competir en el mercado global de producir bienes y servicios que el mundo demanda. Este año el Perú bajó del puesto 78 al puesto 86 de un total de 131 países. Mi primera reacción fue buscar que países habían subido más y el único que destaca en la lista es Corea del Sur que aumentó doce puestos para ubicarse en el puesto 11. Mi segunda reacción fue verificar que estaba pasando en la región. Los resultados para nuestro barrio son terribles, salvo para Uruguay que subió 4 puestos, Chile que aumentó un puesto y México que no perdió terreno. Al resto le ha ido igual o peor que al Perú. Los grandes perdedores de la región son Argentina y Venezuela que perdieron 15 y 13 puestos respectivamente. Tanto Colombia y Brasil perdieron 6 puestos cada uno.

Los resultados para Perú sin duda son sorpresivos por varias razones. La primera y más obvia es que estamos creciendo más de 8% hace años y recibiendo niveles record de inversión extranjera. La segunda es que lejos de acercarnos a los países que tienen grado de inversión nos estamos acercando a los países que han venido aplicando políticas que sin duda tendrán que enfrentar la realidad, aunque para eso se necesite una elección presidencial adicional. Sin embargo, hay que entender que esta es una carrera y no solo pierde el que no corre sino el que corre más despacio.

Uno debería preguntarse si algo de lo hecho por el gobierno apunta a mejorar los niveles de competitividad. Lo primero que viene a la mente es sin duda los esfuerzos por ampliar nuestros mercados. Por coincidencia escribo esta columna desde Washington DC, y acabo de enterarme que el Comité de Medios y Arbitrios aprobó de manera unánime el TLC con Perú lo cual nos deja listos para enfrentar la aprobación en el pleno del Senado y de la Cámara de Representantes. Esto es una muestra que la prioridad dada al tema de impulsar la firma del TLC con EEUU finalmente empieza a dar sus frutos. Sin embargo, el gobierno que el año pasado fue muy enfático en la necesidad de trabajar en lo que se llamó el TLC interno, hoy no parece tan interesado en eso. Sus prioridades han pasado a aprobar de manera sorpresiva una reducción de aranceles que ha desviado la atención de quienes son los que hoy realmente tienen problemas de competitividad mucho más allá de que el tipo de cambio haya pasado la barrera sicológica de los 3 soles.

Desde nuestro punto de vista será interesante ver que impacto pueda tener la reciente rebaja de aranceles en nuestros resultados el próximo año. Sea cual fuese el resultado de ello creo que el gobierno sigue postergando entrar a lo realmente importante. Más allá de parecer liebre o tortuga en la carrera de la competitividad global, no olvidemos que buscamos ser más competitivos para salir de la pobreza y no pensando en la foto de cada año.

Publicado en El Comercio Octubre 31, 2007

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