Los datos del último reporte sobre Competitividad Global que prepara el World Economic Forum le han sabido a chicharrón de sebo al gobierno. Curiosamente el invitado de honor para la próxima CADE, el destacado profesor Xavier Sala-i-Martin, fue el responsable de esta edición del reporte. A nadie le gustan que le digan que sus calificaciones son peores que antes y por eso la molestia. El tema es que muchos de estos problemas no son ninguna novedad ni para mí, ni para nadie en el gobierno. Lo desconcertante es la sensación de “te lo dije” que queda después de leer el reporte de Competitividad Global pero no el de este año sino el de hace 4 años.
Todas las comparaciones son de por si odiosas y esta sin duda lo es. Cuando uno compara como nos iba en cada una de las categorías que señala el reporte de Competitividad Global lo que encuentra primero es que de los 25 indicadores que componen el índice el Perú obtuvo una peor posición en el ranking mundial en 21 de esas 25 categorías en los últimos cuatro años. Sólo pudimos mejorar en temas de estabilidad macroeconómica como el control de la inflación y el déficit fiscal. También nos fue mejor en sofisticación de los negocios.
Ante tan abrumadora evidencia no me quedó otra cosa que no confiar en el trabajo de mi asistente. Lo primero que podría sugerir que hay un error en la interpretación es que el índice de este año incluye 131 países mientras la del 2004 sólo incluyó 104 países. Pero la lógica más simple llevaría a suponer que los países que se van añadiendo son típicamente países de más bajos ingresos que los ya existentes en la edición anterior. Por ello, uno esperaría que aquellos países de ingresos más altos no vean alterado su posición en el ranking.
Sin embargo, para evitar problemas decidí calcular en que percentil estuvimos en el 2004 y estamos en el 2007 de esa manera no importa cuantos países hayan estado en la muestra. Los resultados salieron un poco mejor. Esta vez el Perú sólo estuvo peor en 14 de los 25 indicadores que componen el índice. Ahora además de los dos temas mencionados arriba el Perú también mejoró algo en el nivel de desarrollo tecnológico de las empresas donde pasamos de estar en el percentil 81 al percentil 70. Es decir, antes el Perú sólo tenía un mejor nivel que el 19 por ciento de la muestra de países, en el 2007 ya hay un 30 por ciento de países en peor situación que el Perú. La misma situación pasa en innovación donde ya no somos penúltimos sino que estamos entre el 15% peor. Es decir, ya no somos horribles, solo menos feos.
Lo cierto es que prácticamente no cambió nada nuestra situación en temas básicos y supuestamente urgentes como independencia del poder judicial, eficiencia en el marco legal, carga por regulación del gobierno, calidad de la infraestructura. Lo peor de todo es que la situación de los indicadores de educación que ya parecían imposibles de empeorar lo han hecho. Mientras que los buenos indicadores de salud que teníamos se han deteriorado significativamente.
En resumen, no importa que hagamos con los números, la noticia vieja es que hace años estamos estancados en el proceso de ser más competitivos. Ya lo sabíamos y hemos hecho poco o nada para remediarlo. No se nota porque el mundo crece y eso nos hace crecer. Flotar en el mar sin dirección no es lo mismo que nadar con un destino fijo.
Publicado en El Comercio Noviembre 8, 2007
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