Esta semana estuvo marcada por la presencia de uno de los premios Nobel de Economía más polémicos de los últimos tiempos. En parte porque la gran mayoría de los premiados suelen ser personas con un perfil más académico que Joseph Stiglitz, profesor de la Universidad de Columbia. Lo cierto es que luego de escucharlo dos veces y leer sus declaraciones en Ecuador, Stiglitz estuvo mucho más equilibrado aquí que en Ecuador donde los felicitó por haberse bajado del carro del TLC con EEUU y propuso la introducción del dólar ecuatoriano, es decir, salirse de la dolarización impuesta por Mahuad en medio de la crisis del 2000.
El lunes hizo una muy interesante explicación donde sacó a relucir el tema por el cual la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel en el 2001. Su gran contribución al conocimiento económico fue explicar con claridad los efectos que tienen en los mercados donde hay situaciones de información asimétrica. Para decirlo de manera simple donde por ejemplo el vendedor tiene más información que el comprador. Un ejemplo es cuando usted está vendiendo su auto. Usted sabe si lo cuidó o lo maltrató, si lo llevó puntual a su mantenimiento o solo entró al taller cuando se le paró en medio del camino. Nada de eso lo puede saber el comprador.
Explicó sobre lo difícil que es para los reguladores aquí y en cualquier país desarrollado estar al ritmo de las innovaciones del mercado financiero. Explicó con claridad como los problemas de información asimétrica abundan y generan enormes problemas. Por ejemplo, la persona que es prácticamente estafada al comprar una casa sin tener que pagar cuota inicial y con una hipoteca que combina tasas bajísimas al comienzo y luego tasas leoninas que el vendedor le dice que no será problema en refinanciar pues el valor de su casa subirá como la espuma. Esa persona hoy ve caer el precio de su casa, ve subir las tasas de interés y sencillamente se unirá a los dos millones de estadounidenses que tendrán que regresar sus casas a manos de los bancos porque no tendrán con qué repagar sus deudas.
Aunque en líneas generales mi impresión fue que Stiglitz tiene un discurso mucho más balanceado que lo que muchos quisieran tiene sus momentos en que lanza algunas conclusiones apresuradas. Ejemplo de ello la crítica a una respuesta casi automática de los banqueros centrales frente a los distintos tipos de shocks que reciben las economías. Lo cierto es que reaccionan muy distinto, veamos sino lo que está haciendo el Banco Central de Chile y lo que está haciendo el nuestro. Su crítica a que el NAFTA, el TLC de México, Canadá y EEUU, generó mayor pobreza rural en México. Habría que preguntarse sobre las verdaderas causas de la pobreza en la zona sur de dicho país. Zona que enfrenta como nuestra sierra un profundo déficit de infraestructura que los deja incapacitados de competir con cualquier mercado.
El recordó con justeza que todas las decisiones que toma un gobierno deben ser motivo de análisis y lo peor es tener poco debate de ideas. Recordó que también mucho de este debate está plagado de intereses y que el único remedio es ser muy claro en ponerlos sobre la mesa para que no interfieran más de lo necesario. Creo que el gobierno temía un Stiglitz más explosivo y por eso no quiso aparecer cerca de la foto. Lo cierto es que lo suyo más bien fueron sanas advertencias y algunos consejos y no hubieron críticas destempladas. Como dice el dicho un consejo hasta de un conejo, y si este conejo se ganó el Nobel porqué no prestarle oído.
Publicado en El Comercio, Diciembre 20, 2007
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