Dato 1: Usted va al cine y ve que los precios subieron. Dato 2: Usted le pone gasolina a su auto y paga más por lo mismo. Dato 3: Usted va al mercado y encuentra que los precios de la mayoría de cosas que usted compra subieron. Hipótesis 1: Todos los productores han recibido algún tipo de información que los ha forzado a subir los precios. Hipótesis 2: Los productores –en especial los intermediarios- se están poniendo de acuerdo para subir sus precios especulando. Hipótesis 3: Todos los productores suben sus precios porque reciben la información que el resto de mercados están subiendo sus precios, es decir cambiaron sus expectativas sobre la inflación futura.
Ante estos hechos que son visibles para todos el gobierno ha optado por una interpretación de la realidad en la que validan la hipótesis 1 pues efectivamente todos en el gobierno hablan de la inflación importada. Entonces, la información recibida por los productores es efectivamente un incremento en el precio de los alimentos y de la gasolina a nivel mundial que hace imposible seguir vendiendo las cosas al mismo precio. Pero inmediatamente optan por responder a la hipótesis 2 con un rotundo si. Salen a los mercados mayoristas para observar como los intermediarios se encargan de “desplumar” a los compradores. Envían al INDECOPI para detener el proceso inflacionario chequeando que las balanzas no sirvan como mecanismos para el abuso a los consumidores. Todo esto -con suerte- puede ser que tranquilice al ama de casa o a la conciencia de algunos funcionarios públicos.
Lo interesante y a mi juicio más relevante es lo que señala la hipótesis 3. Aquí entra en juego algo que el Banco Central aún no está dispuesto a aceptar. Cualquier shock por más temporal que sea puede desencadenar (subrayo el puede) un proceso inflacionario si es que las condiciones lo permiten. Es decir, existen mecanismos de propagación que pueden activarse en un mercado con abundante capacidad de pago. Es decir, hay una transmisión de información no sólo sobre lo que está pasando en un mercado específico sino en general en el resto de mercados. Si yo como productor de algún bien o servicio recibo información que todos están reajustando los precios, entonces lo más probable es que voy a querer ajustar los míos para evitar perder ingresos reales.
Luchar contra las expectativas de mayor inflación es ahora el principal frente de batalla del Banco Central. La próxima semana el INEI informará una vez más que la tasa de inflación en lugar de acercarse a la meta del BCRP se sigue alejando. Mientras más tarde la recesión mundial en mostrar su cara, más complicado será para nuestro Banco Central en seguir apostando por la historia de que este es un shock transitorio y por lo tanto ni hay que responder con política monetaria ni tampoco preocuparse más de la cuenta. El mercado internacional no está ayudando pues el maíz, el trigo, el arroz y la soya no muestren la tendencia declinante que muchos esperábamos para este año. Podría decir que no sería extraño que en los próximos meses más analistas revisarán al alza sus proyecciones para este año y el próximo reflejando este cambio en las expectativas inflacionarias. Pero los críticos dirán que eso es pura especulación. Así como antes dijeron que la inflación de los pobres no era tan alta.
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