Hace unos días discutimos con la misión del FMI sobre algunos temas de la agenda peruana. No fue sorpresa que habláramos de desdolarización y de los riesgos fiscales de ahorrar poco en los buenos tiempos. La sorpresa fue discutir sobre cómo administrar el éxito en el Perú. No es que seamos arrogantes o exageradamente optimistas sino que un escenario altamente probable es uno en el cual el Perú reciba en los próximos años un influjo masivo de inversiones. Pero el éxito (en atraer inversión) trae problemas.
En dicho escenario el BCRP enfrentaría una enorme presión para que el tipo de cambio se aprecie. Y no hablo de 5% sino de 20%. Piensen en Brasil que en estos diez años vio como su moneda se apreció casi 50% ante un apetito extraordinario por invertir en Brasil. Nosotros no tenemos el tamaño de Brasil y por lo tanto no somos tan interesantes.
Esta apreciación a mi juicio va a obligar a que eventualmente el BCRP deje de hacer lo que hace ahora. Perú va a tener un tipo de cambio sustancialmente menor y eso desarmará lo que queda de la dolarización de los ahorros y apoyará la creciente desdolarización de los créditos. Esto le permitirá al BCRP no preocuparse tanto de la volatilidad del tipo de cambio. Seguirá acumulando reservas pero por la amenaza perpetua de una crisis financiera externa (digamos China en menos de 5 años).
La UP junto con el IFPRI organizó un seminario sobre las lecciones que América Latina puede tomar de Asia y viceversa. En dicha reunión resultó bastante obvio que una parte de la región había hecho mejor su tarea de estar listo para aguantar las crisis externas. Pero, una mirada de más largo plazo mostró la cruda realidad. Hace 60 años Asia era más pobre que América Latina, hoy es al revés. Dos cosas son muy diferentes entre Asia y América Latina. Allá, la educación y el estado son funcionales al proceso de crecimiento, aquí son obstáculos. Administrar el éxito también pasa por resolver estos dos temas centrales. Hacer las cosas “pese a quien le pese” no es un atajo al éxito.
Publicado en El Comercio Marzo 31 2010
Mis opiniones sobre temas diversos sobre economía y política en el Perú y en el mundo.
Tuesday, March 23, 2010
Wednesday, March 03, 2010
Militares, polícías y jubilados
¿En qué se diferencian un trabajador dependiente de un militar o un policía? El uniforme, las armas, y el sistema de pensiones. Hablemos de esto último. En el sector privado lo esencial para recibir una pensión parecida al sueldo que uno tenía es aportar con frecuencia. Si no dependeremos que la rentabilidad que obtengan las AFP. No debería haber un problema de frecuencia de aportes en el caso de los uniformados, dado que son para todo fin práctico empleados públicos.
Bueno, lo es pero por otras razones. Disculpen la crudeza pero una diferencia entre estos dos grupos es que unos mueren con mayor frecuencia. Si bien eso reduce el número de aportes, la consecuencia no debería ser una pensión menor sino un seguro de sobrevivencia más caro que el que pagamos los civiles. Es más caro porque la AFP pagará pensiones con menos aportes efectivamente realizados.
Se ha dicho que la cédula viva es una solución a esa mayor “siniestralidad”. Eso es totalmente falso. Al Estado le saldría más barato pagar el costo adicional (respecto a los trabajadores civiles) del seguro de sobrevivencia que seguir teniendo el esquema de cédula viva.
La cédula viva es una mala solución al problema de tener un esquema de salarios desordenado. En la actividad privada tu remuneración es tu sueldo. A veces se incluyen cosas –auto, chofer- que no son parte de la cifra que será utilizada para calcular tus aportes. En ninguno de esos casos aportas por el costo de dichos servicios que son parte de tu remuneración. En el caso de los militares casi nada de lo que reciben es pensionable por lo que sus aportes son insignificantes, no importa que la tasa de aporte sea muchísimo mayor que la de los civiles.
La solución pasa por garantizar un tamaño de pensión a los actuales jubilados, desarmar la cédula viva, sincerar las remuneraciones y reducir el tamaño de las fuerzas armadas y policiales en función a lo que se tiene disponible. ¿Se anima a encabezar la comisión?
Publicado en El Comercio Marzo 2, 2010
Bueno, lo es pero por otras razones. Disculpen la crudeza pero una diferencia entre estos dos grupos es que unos mueren con mayor frecuencia. Si bien eso reduce el número de aportes, la consecuencia no debería ser una pensión menor sino un seguro de sobrevivencia más caro que el que pagamos los civiles. Es más caro porque la AFP pagará pensiones con menos aportes efectivamente realizados.
Se ha dicho que la cédula viva es una solución a esa mayor “siniestralidad”. Eso es totalmente falso. Al Estado le saldría más barato pagar el costo adicional (respecto a los trabajadores civiles) del seguro de sobrevivencia que seguir teniendo el esquema de cédula viva.
La cédula viva es una mala solución al problema de tener un esquema de salarios desordenado. En la actividad privada tu remuneración es tu sueldo. A veces se incluyen cosas –auto, chofer- que no son parte de la cifra que será utilizada para calcular tus aportes. En ninguno de esos casos aportas por el costo de dichos servicios que son parte de tu remuneración. En el caso de los militares casi nada de lo que reciben es pensionable por lo que sus aportes son insignificantes, no importa que la tasa de aporte sea muchísimo mayor que la de los civiles.
La solución pasa por garantizar un tamaño de pensión a los actuales jubilados, desarmar la cédula viva, sincerar las remuneraciones y reducir el tamaño de las fuerzas armadas y policiales en función a lo que se tiene disponible. ¿Se anima a encabezar la comisión?
Publicado en El Comercio Marzo 2, 2010