El objetivo del MEF no es que la economía crezca a toda velocidad sino evitando que tenga grandes vaivenes. Juzgando por el pasado reciente no hemos (y me incluyo) sido muy eficaces. En parte porque cuando los vientos fueron favorables se tuvo poca prudencia, y también porque cuando los vientos fueron desfavorables se combinó la incapacidad de gastar más rápido con una rápida reversión de expectativas empresariales. No todo fue en vano. Para empezar, la economía no se detuvo por cuatro años como en la crisis anterior sino por dos trimestres. Además, -y esa es la gran diferencia- el tipo de cambio no se disparó y destruyó a su paso los patrimonios de empresas y familias. Ninguna institución financiera la pasó realmente mal. Pensemos que todo esto pasó en medio de la mayor crisis mundial desde la gran depresión.
Ahora las autoridades están viendo que rápidamente la situación mundial se vuelve a deteriorar. La recuperación parece más un rebote que una auténtica recuperación. La economía europea está detenida y la tasa de desempleo en EEUU sigue cerca de 10 por ciento pero la duración media del desempleo se multiplicó por dos. Ahora en promedio la gente pasa medio año desempleada. En una palabra esto reduce las perspectivas de crecimiento de nuestra economía. Pero no las de este año. Este año será difícil que la economía crezca a menos de 6.5%. Lo difícil será que crezca a menos de 7%. La prioridad del MEF y del BCR debe ser preparar el terreno para tener espacio de políticas expansivas si es que se necesitaran más adelante. Hace rato que no hace falta dar un impulso tan dinámico desde el gobierno. Es ahora cuando se necesita ser prudente para impulsar cuando realmente se necesite. El riesgo de un deterioro significativo de la economía mundial está a la vuelta de la esquina. Los reguladores chinos le han pedido a sus bancos pruebas de estrés con un escenario de una caída de 60% en los precios de los activos inmobiliarios. Si algo así ocurriese los precios de nuestras exportaciones se vendrían en caída libre. Lo que más me preocupa es que las expectativas empresariales en el Perú están estrechamente relacionadas a esos precios. Cuando se desploma el cobre también lo hace el entusiasmo empresarial y con ello la inversión privada. Si algo hemos aprendido es que reavivar el entusiasmo privado desde el gobierno no es tarea fácil.
Publicado en El Comercio Agosto 18, 2010
Es necesario estructurar una clara politca fiscal contraciclica que permita generar grandes ahorros fiscales en epocas de gran crecimiento económico como lo ha logrado Chile que tiene un superavit fiscal estructural de 1% del PBI en en esta decada de bonanza le ha permitido generar cuantiosos ahorros fiscales.
ReplyDeleteTotalmente de acuerdo. No se puede tener una política fiscal que solo aspira a ser contracíclica y no llega a ser aciclica. Falta mucho en esto.
ReplyDeleteNo crees Eduardo que este tema deberia ser parte de la Agenda económica del siguiente gobierno ,
ReplyDeletequien fuera que sea ,por bien del pais y su solidez fiscal y macroeconómica sea sostenible.