El afiliado de una AFP quiere un servicio bueno, bonito y barato. Es decir, quiere una buena pensión, que le cobren poco por administrar su plata y que lo atiendan bien. Ese combo es claramente ganador. Para ello se requiere que las AFP administren los recursos de manera inteligente y pensando en el afiliado. Además, se requiere que los reguladores promuevan mayor competencia para que los costos de administración bajen. Mucho se ha avanzado en lo primero con los multifondos y con la ampliación de los límites a la inversión en el exterior. Sin embargo, en lo segundo no se ha avanzado casi nada.
El MEF y la SBS intentaron, vía el Congreso, aprobar una modificación en ese sentido. Se buscaba que las comisiones de administración bajaran por medio de una mayor competencia que la existente. Hoy, cada AFP ofrece silenciosamente su propuesta al potencial afiliado, quien decide sin mucho más que hacer. Lo que se intentó –pero el Congreso miró al costado– fue armar una subasta donde las AFP existentes o cualquier otra interesada en competir con las existentes obtuvieran todos los nuevos afiliados por un tiempo si ofrecen el costo de administración más barato. Esto sonaba muy bien porque es obvio, al menos a mi juicio, que dicho costo debería reducirse en tanto se va aumentando la masa de afiliados, ¿o alguien va a decir que en esta industria no hay economías de escala?
Sin embargo, el Congreso y la propia Asociación de AFP pelearon para que la iniciativa no prosperara con argumentos bastante débiles como que se atentaba contra la libertad de elección. Curioso argumento en un mercado cuya participación es obligatoria por ley, y donde la libertad de elección de AFP se podría ejercer en 42 de los 45 años en que uno estuviese afiliado.
Estuve en México la semana pasada y un ex regulador de las Afores, las AFP mexicanas, me contó cómo allá también pasó lo mismo que aquí y al final se impuso la propuesta de la industria de introducir comisiones sobre saldos que logró impedir el ingreso de nuevas empresas al sistema sin que se redujeran en serio las comisiones para el afiliado. La industria debería pensar que este es un negocio de largo plazo no solo para el afiliado sino también para ella, no se trata de adelantar utilidades.
Publicado en El Comercio Julio 2, 2011
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