Mis opiniones sobre temas diversos sobre economía y política en el Perú y en el mundo.
Thursday, January 05, 2012
Cinco años de chancho
Para los chinos cada año es un animal diferente. Lo bueno de dicha tradición es que permite renovar las esperanzas y confiar que si el año en curso fue malo el próximo será distinto. Nadie quiere tener cinco años de chancho seguidos. Los gobiernos muchas veces meten la pata en la elección de los jefes de las entidades gubernamentales, los cuales a diferencia de los ministros es más difícil remover. Está claro que este gobierno no es la excepción.
Cuando uno revisa las entidades gubernamentales (gob.pe) en el Perú encuentra que la gran mayoría tienen directorios, salvo un trío de notables excepciones: la SBS, la SUNAT y el INEI. ¿Por qué se prefiere no tener un directorio en dichas entidades?
Haciendo de forense uno podría pensar que la ausencia de un directorio concentra el poder en el jefe de la institución y por lo tanto el objetivo podría ser que dichos jefes sean todopoderosos. Si aceptamos esto, la siguiente pregunta que se cae de madura es ¿y para qué tanto poder? En el caso de la SBS uno podría pensar que hay ciertos momentos críticos (cierre de una entidad financiera) en los cuales se podría necesitar mucho músculo y acción muy rápida. OK, suena razonable, pero sería muy fácil poner en las normas de la entidad que hay una serie de situaciones límite en las cuales el directorio de la entidad le da ese mayor poder a su jefe para que decida con informe posterior al directorio. Entonces, ¿para qué tanto poder en una sola persona? Si pensamos en la SUNAT podríamos pensar que hay información confidencial que no quisiéramos que una gran cantidad de gente la conozca. Pero si pensamos más detenidamente en el tema nos daremos cuenta que ese argumento no tiene peso. La información circula en la intranet de la entidad y son muchos quienes tienen acceso a ella.
Pensemos entonces en las razones que justifican reducir el poder de los jefes de las entidades públicas estableciendo directorios. La más importante es para evitar decisiones arbitrarias o erróneas producto de la visión del encargado de turno que no tendrán contrapeso en la discusión al interior de la institución. Claramente el jefe puede imponer su visión sobre el punto en discusión y la cadena de mando al interior de la institución está sujeta a la amenaza de ser despedida si es que se opone a lo que diga el jefe. Como toda esa cadena de mando ocupa lo que se llama cargos de confianza, cualquiera puede ser removido en un instante por el jefe sin ningún miramiento.
La ausencia de un directorio puede implicar que un jefe opte por llevar a la misma institución a un marasmo o a un activismo exagerado, o a tener una posición absolutamente distinta de un año al otro. El directorio sirve para dar continuidad a la institución. En el Perú la construcción de instituciones es uno de los deberes más pendientes.
Por ejemplo, la SBS pasó de una administración con las pilas puestas y buscando la implementación de reformas, a otra en la que prácticamente no se hizo nada por reformar temas urgentes. ¿Quién podía evitar dicha inacción? ¿El Ministro de Economía o el Premier de turno?
El Banco Mundial hace dos preguntas a los empresarios en el mundo respecto a las autoridades tributarias. La primera es si el nivel de los impuestos implica un obstáculo importante al desarrollo empresarial. La segunda es si la propia administración de dichos impuestos es un obstáculo o no. Curiosamente el Perú está en el promedio en la primera pregunta pero está entre los 6 peores en el mundo en la segunda pregunta. Esta falta de predictibilidad en la respuesta de la SUNAT es parte de la debilidad institucional.
El INEI también ha pasado por etapas críticas y hace mucho se viene pidiendo que se constituya un directorio que acompañe a la administración de la institución en un serio y necesario proceso de fortalecimiento. El Perú pronto será una economía con un PBI per cápita de 10 mil dólares, más vale tener instituciones que se parezcan a las de países con ese nivel de ingresos.
Este es un aspecto que quienes andan detrás de reformar el Estado deberían prestar atención. Estas tres instituciones son fundamentales en nuestra economía. Cuando no funcionan se siente. ¿Son los directorios la solución perfecta? Como casi siempre en economía la respuesta correcta es depende. Si el proceso de selección de directores empieza en la agenda personal de algún funcionario seguro que no será suficiente. Lo mismo pasa si dicha selección es fruto de un proceso de negociación política donde lo que importa no es calidad del director sino los votos que me gano para otra decisión. Lo mejor es instituir la elección de gente con méritos y capacidades y establecer mecanismos de renovación parcial que garanticen continuidad. En Perú eso aún no pasa ni siquiera en el Banco Central, nuestra –de lejos- mejor institución pública.
Publicado en el Blog de Semana Economica, Economia sin Anestesia. Enero 3, 2012
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