Thursday, October 20, 2005

Multifondos: ¿somos 'lornas'?

En efecto sólo ocho de cada mil afiliados/cotizantes al Sistema Privado de Pensiones ha manifestado en la primera oportunidad que es lo que quiere hacer con su fondo individual. Sólo 11,600 afiliados –de casi un millón y medio- le han comunicado a su AFP en cuál de los tres fondos quiere estar. Es más, de esos once mil y tantos la mitad ha preferido permanecer en el fondo 2 que corresponde al actual fondo.

Esta decisión se enmarca dentro del reciente sistema de multifondos que ha sido establecido por la SBS. La reforma le permite al afiliado escoger en función a sus preferencias individuales que tanto riesgo quiere tomar con respecto a su pensión de jubilación. Hasta antes de la aparición de multifondos estábamos forzando a las personas próximas a jubilarse a tomar los riesgos asociados a una cartera con muchos activos de renta variable (acciones) mientras que a los jóvenes los obligábamos a tomar menos riesgos de los que ellos podrían estar dispuestos a tomar en esa etapa de su vida.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que sólo el diez por ciento del total de afiliados al SPP tiene más de 50 años, así que tenía mucho sentido que nuestro fondo sea en promedio más riesgoso o si quieren tenga un componente mayor de activos de renta variable. El afiliado promedio sólo tiene alrededor de 36 años. Como diría mi abuela, ¡es una guagua! En realidad tiene razón mi abuela porque le faltan casi 30 años para jubilarse.

Creo que las razones de la poca respuesta de los afiliados frente al tema de multifondos son varias. En primer lugar, yo podría interpretar los números de otra manera. Si tan pocos afiliados le han comunicado a su AFP que hacer con su fondo es porque en realidad le están diciendo que está contento con la composición del portafolio del fondo actual. Decidir no cambiar es decidir quedarse en el fondo actual. En segundo lugar, toda la publicidad de las AFP desde el ingreso de la nueva AFP pasó a ser sobre el tema de comisiones y los nuevos planes de permanencia. Esto cambió por completo los planes iniciales donde se tenía previsto lanzar el tema de multifondos con fuerza. En tercer lugar, el, retorno real anual del SPP está por encima de 15 por ciento. Esto ha hecho que el afiliado que mira su estado de cuenta vea que sin hacer nada está obteniendo un resultado excelente. Esto se explica en gran parte por el buen momento de la bolsa de valores limeña, que en lo que va del año viene mostrando un rendimiento de casi 40 por ciento. ¿Pero por qué la gente no quiere tener un retorno mucho mayor aún poniendo más acciones en su portafolio?

Dentro de esta discusión algunos directivos del BCRP han salido a decir que no hay necesidad de ampliar los límites de inversión en el exterior pues “nadie” se ha trasladado al fondo de mayor riesgo. ¡Error! El fondo de mayor riesgo es aquel que tiene muchos activos de renta variable. Pero aún más riesgo tiene el fondo que tiene activos de renta variable del mismo mercado y del mismo sector. Imagínense que todo mi portafolio de inversiones fueran acciones de empresas peruanas pesqueras. Claro puedo tener retornos muy altos cuando la pesca esté boyante. Pero el día que hay fenómeno del Niño ¡mi portafolio valdrá tanto como una lorna! Y nadie quiere ser lorna, ¿o si?

Publicado en El Comercio, Octubre 20, 2005

Thursday, October 13, 2005

¿Mala hierba nunca muere?

Cuando el año pasado el Congreso confirmó con la segunda votación la reforma de la llamada Cédula Viva desde esta columna aplaudimos de pie el gesto de desprendimiento de nuestros representantes. Un grupo de congresistas a pesar de ser beneficiarios de la Cédula Viva votaron contra sus bolsillos pero pensando en el interés nacional y optaron por consolidar una de las reformas más importantes de este periodo presidencial. Reforma que fue ratificada por el fallo del Tribunal Constitucional de hace unos meses.

Todos quedamos sorprendidos con el gesto y esas semanas el Congreso tuvo una lavada de cara. Sin embargo, el viernes pasado el Congreso ha decidido borrar con el codo lo hecho el año pasado. Como explicamos entonces uno de los problemas principales de dicho régimen previsional era que se habían otorgado beneficios excesivos a unos pocos dejando a una gran mayoría de pensionistas de ese mismo régimen con pensiones ínfimas. Por esta razón uno de los principios claves de la reforma era la necesidad de redistribuir de las pensiones más altas a las pensiones más bajas. Obviamente que las pensiones de los congresistas caían en el primer grupo.

A pesar de que en el diseño inicial de la reforma planteamos que las pensiones 20530 no deberían superar el tope de una UIT, digamos mil dólares, el proceso de negociación política de la reforma llevó a que este tope se elevara al doble. Sin embargo, insistimos en que se debía priorizar la velocidad de convergencia hacia las nuevas pensiones para que la reforma generase los fondos necesarios para poder cumplir con lo ofrecido al grupo de jubilados con pensiones más bajas. De otro modo, se estaría forzando al Fisco a financiar –hoy- esos mayores gastos. Lo que el Congreso ha aprobado obligaría a buscar 20 millones de soles sólo este año. Esto implica reducir el ahorro que la reforma generaba en 70 por ciento.

Por ello, la reforma estableció que el descuento del 18 por ciento anual se haría al monto total de la pensión. El Congreso ha aprobado algo que ya había sido desestimado por las razones que he señalado. Ellos quieren que el descuento se calcule sobre la diferencia entre la pensión actual y el tope fijado por ley. Es decir, en lugar de que en cinco años se llegue a la pensión máxima fijada por la reforma, se tomarían más de 10 años. Además quieren elevar el tope anual para que la reducción sea menor.

No me queda más que reclamar que el Ejecutivo observe sin más demora la ley aprobada por el Congreso de la República hace unos días. Lástima que algunos congresistas saquen la calculadora y decidan su voto en función a si les alcanza la plata para ese viajecito a Europa dado que –en promedio- menos de un 25 por ciento de los congresistas actuales tiene chances de salir reelecto. Sería interesante que nosotros los electores sepamos quienes votaron en contra de su voto del año pasado. A si no nos venden mala hierba por flores.

Publicado en El Comercio, OCtubre 13, 2005

Thursday, October 06, 2005

Los dilemas del Banco Central de Reserva del Peru

En un mundo donde a los bancos centrales sólo les importa que la inflación no sea demasiado alta, sus directorios deben manejar las tasas de interés para que eso suceda. Por ello, cuando la inflación empieza a levantar cabeza la receta es automática: subir las tasas de interés dado que ello controlará el gasto, frenará la inversión y por lo tanto enfriada la economía la presión a que los precios suban se disipará. Esto que parece muy simple en realidad se complica cuando uno incluye en el análisis el hecho que hay más de un país. Y que en particular las decisiones de política monetaria de ese otro país importan e impactan en el nuestro.

Pensemos en Perú y como las decisiones de Greenspan, el saliente gobernador de la Reserva Federal en Estados Unidos, afectan -o mejor dicho- condicionan las decisiones de los directores de nuestro Banco Central. La Reserva Federal viene subiendo su tasa de interés de manera consistente desde julio del año pasado. Han sido once subidas consecutivas que han llevado la tasa de interés gringa de 1 por ciento a 3.75 por ciento. Según los mercados, se espera que esta tasa termine el próximo año en 4.5 por ciento. Si el Perú fuera un país desconectado de los mercados internacionales esas decisiones no tendrían mayor importancia. Pero, ese no es el caso. Nuestra economía está integrada, aunque de manera imperfecta con los mercados internacionales de capitales. ¿Por qué digo imperfectamente? Creo que es obvio que Lima y Nueva York no tienen la misma relación que Miami tiene con Nueva York. A nadie se le ocurre pensar que las condiciones crediticias en Nueva York puedan ser significativamente distintas que las que uno encontraría en Miami. La razón de ello es simplemente que son mercados plenamente integrados. Para todo fin práctico son un solo mercado.

En nuestro caso si la tasa de interés de corto plazo que determina el BCRP estuviese muy por debajo de la tasa americana esto genera un incentivo muy grande para que los capitales se vayan al extranjero. Esto se agravaría aún más si es que el BCRP optase por evitar que el dólar flote. Las dos recetas para evitar esto es que nuestra tasa no esté muy desalineado con la internacional y que el tipo de cambio flote de modo de alejar movimientos puramente especulativos. El dilema que tiene nuestro BCRP es que le correspondería subir la tasa pero la inflación se resiste a subir por encima del límite mínimo de la banda establecida. El BCRP parece estar confiando en que el efecto combinado de la subida de los precios de la gasolina y la subida del dólar puedan variar la terca tendencia que nos ha convertido en la economía latinoamericana con la menor tasa de inflación.

De repente cabe recordar ahora la idea que la política monetaria actúa de a pocos y por lo tanto debe administrarse de a pocos. El escenario del próximo año (elecciones, Greenspan se va, ¿frustraciones con la firma del TLC?, entre otros factores) estará lleno de presiones al alza del tipo de cambio. ¿Preferirá el BCRP subir su tasa de un solo porrazo o a la Greenspan, por goteo? Una de las discusiones más comunes en teoría monetaria es si los bancos centrales de países pequeños pueden tener política monetaria independiente. Claro que pueden, pero entendamos que tiene costos no deseados.

Publicado en El Comercio Octubre 5, 2005