Humala ha sostenido que uno de los cambios que son urgentes es la nacionalización de los recursos naturales. Ha señalado que no es posible que los peruanos solo seamos dueños de nuestro oro, plata, cobre, gas o petróleo sólo en la medida que nuestros recursos permanezcan en el subsuelo. Según el comandante candidato los peruanos no somos dueños de estos recursos una vez que estos recursos salen del subsuelo. Es más, el ha señalado que para ello se requiere un cambio constitucional que evite esta desnacionalización de los recursos.
Para los humalistas, será el gobierno quien les diga a las compañías que quieren explotar estos recursos cuanto podrán ganar por ser socios junto con el gobierno. No importa si ya firmaron o no un contrato con el Estado peruano. En cualquier caso tendrán que volver a firmar un contrato que no vulnere los derechos de los peruanos a usufructuar nuestros recursos naturales. Asimismo, los voceros nacionalistas se han apresurado para ratificar lo dicho por su candidato señalando que esto que parece a todas luces una confiscación en realidad no lo es.
Esta propuesta es preocupante. Primero porque somos un país con muchos recursos naturales y no es que precisamente nos hayamos caracterizado históricamente por haber utilizado bien las ganancias que de ahí provienen. Inmediatamente nos viene a la memoria el boom del guano, el caucho, el salitre, las anchovetas, y mejor no sigo. Segundo, porque del otro candidato no parece haber muchas ganas de pelearse por el tema. Lo único que ha señalado nuestro ex presidente es que el nuevo orden mundial ya no permite hacer las cosas de esa manera. Es decir, no porque ya no es “fashion”.
Déjenme usar una analogía que utilizó la profesora de la hija de una amiga. Imagínense que ustedes quieren invertir. Invertir es como comprar un caramelo pero sin saber su verdadero contenido. Como yo soy el dueño del caramelo les digo que acepto vendérselo con una condición. Intrigados ustedes preguntan por la misteriosa condición. Muy suelto de huesos les digo que la condición implica que una vez que compren el caramelo y verifiquen su contenido, yo voy a darle una mordida antes que ustedes. Esa es en esencia la propuesta de Humala.
Inclusive uno podría argumentar que es peor pues se quiere afectar inclusive a quienes hoy ya tienen un contrato firmado. Es decir, inclusive a quienes hayan comprado un caramelo con las leyes anteriores esos también tendrán que pasar por la cola para que el Estado decida el tamaño de su mordida. No importa cuánto ya se arriesgó para desarrollar el proyecto minero o gasífero. No importa si cuando se asignaron esos fondos se hicieron porque resultaba que invertir en Perú tenía mucho más sentido que hacerlo en otro país que respetaba sólo de vez en cuando sus leyes. Es más, dado el antecedente, ninguna compañía que firme el nuevo acuerdo estará a salvo de que el Estado vuelva a arbitrariamente modificar el contrato porque al comandante le parece que las empresas están ganando mucha plata. Por eso, es que en países como el nuestro hasta para comprar un caramelo necesitamos contratos de estabilidad jurídica.
Publicado en El Comercio Mayo 25, 3006
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