Esta discusión sobre si el gobierno de Toledo deja o no bombas de tiempo es realmente inútil. La última vez que miré el Perú seguía siendo un país subdesarrollado y por lo tanto lo que tenemos es una larguísima lista de temas no resueltos en temas tan diversos como educación, impuestos, o medio ambiente. Como muchas de las peleas, esta discusión áspera entre el gobierno entrante y el saliente se origina porque se dicen muchas cosas literalmente falsas, se dicen medias verdades y sobre todo porque no se define cual es realmente el punto en discusión.
Según mi modesto entender una bomba de tiempo es un tema coyuntural (no estructural) el cual no ha querido ser resuelto por propia decisión o indecisión del Ejecutivo. Además, tiene que cumplir con el requisito que la falta de solución de dicho tema provocará que la siguiente administración se vea forzada a darle una solución abrupta, y por lo tanto, no necesariamente la mejor. Es un tema que no podrá ser ignorado pues inevitablemente, como cualquier bomba que se respete, explotará.
Dada esta definición hay una larga lista de temas no resueltos que son simplemente eso: temas no resueltos por cada uno de los gobiernos que pasaron y dejaron pasar el tema. Algunos pueden sonar a escándalo pero no es que vayan a explotar. Es cierto que uno debería indignarse que chicos que van a escuelas públicas no puedan entender lo que leen pero ¿eso lo vuelve una bomba de tiempo? En todo caso es una bomba que hace tiempo explota todos los días en la capacidad de generación de ingresos de esas familias. Como lo ha mostrado el jefe del INEI hace unos días hay varios lugares en nuestro territorio que hace años son los más pobres y siguen siéndolo a pesar de todo el crecimiento acumulado.
Recordemos que muchas de las políticas pasan por una combinación de voluntades entre el Ejecutivo y el Legislativo. El Ejecutivo puede proponer una reforma muy interesante, bien pensada, discutida, con todos los números impecables pero esta puede naufragar si el Congreso no pone de su parte, y viceversa.
En la medida que maduremos políticamente nuestras discusiones serán cada vez con menos fuegos artificiales, con más números y menos adjetivos. Lo cierto es que el gobierno aprista tiene una brillante oportunidad para seguir reduciendo la pobreza en el país, para seguir ampliando las oportunidades para que más peruanos salgan del subdesarrollo y la marginación. La tarea no depende sólo del APRA sino de todos, oposición incluida. Seamos conscientes que si al gobierno entrante le va bien aun tendremos una larga lista de temas no resueltos que ojalá podamos haberlos movido a la categoría de problemas en camino de ser resueltos. El reto es no evitar los temas políticamente complejos, sino buscar de consolidar procesos de reforma bien diseñadas, discutidas y consensuadas. Para eso han sido elegidos, y no sólo para seguir pasando la posta al que viene. ¡Todos a trabajar!
Publicado en El Comercio Julio 6, 2006
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