Me pareció excelente escuchar al Presidente García señalar que en el fracasado intento de llegar a una Ley General de Trabajo lo que había faltado era la voz de los que hoy no tienen voz: los trabajadores que no son formales ni sindicalizados. Es imposible pretender que el Consejo Nacional de Trabajo represente a todos. Los líderes sindicales tienen una visión cortoplacista y no terminan de entender que la actual legislación laboral los lleva inexorablemente a ser un club con cada vez menos socios y por lo tanto con cada vez menos importancia económica y política. Es prácticamente inútil pretender que se pueda formar una asociación de subempleados y por lo tanto le corresponde al Estado -al gobierno de turno- llevar la voz de quienes no están invitados a esa mesa de concertación de políticas.
Sin embargo, todavía algunos creen que el país reducirá sus niveles de informalidad con tasas de crecimiento altas y sostenidas. Claro que eso ayuda pero hace falta audacia y liderazgo de quienes hoy tienen el control de las iniciativas legislativas. Muchos dicen que nada de esto es políticamente posible. ¿Cómo el APRA de Negreiros va a ir en contra de los intereses de los sindicatos? La opción es seguir sin intentar cambio alguno, dejando en el camino no miles sino millones de trabajadores y sus familias sin acceder a mejores condiciones de trabajo, a poder sentir que con su trabajo se han ganado el derecho de pasar unos días de vacaciones.
Como señalé hace unos días en la primera reunión del MEF con los empresarios para intercambiar ideas sobre como alcanzar un mejor marco tributario me parece que en el debate tributario se ha puesto en una errada posición. No podemos permitir que la discusión de exoneraciones sea vista como un intercambio de figuritas, le quito una a los pobres y una a los ricos. Para empezar y como bien ha salido ayer a puntualizar el MEF hay algunas exoneraciones como la del IGV a los créditos bancarios que jamás afectará a aquellos de mayores ingresos o a los dueños de los bancos. Muy por el contrario sólo afectarán a los que siendo de menores ingresos acceden a créditos de los bancos. Me parece excelente que se diga con absoluta claridad que esta exoneración tiene sentido económico y por lo tanto no está en discusión.
No obstante ello, creo que si falta de parte del MEF una posición mucho más firme con respecto a que lo que hace falta eliminar son aquellas exoneraciones que no tienen justificación económica de estar vigentes. Es más, muchas de estas exoneraciones generan que el Estado esté contribuyendo al negocio de algunos mafiosos, como es el evidente caso de los combustibles en la selva.
En el debate de la exoneración a las ganancias de capital en la bolsa también percibo que falta de audacia y liderazgo. En un interesante seminario organizado por Procapitales un experto chileno señaló que (1) no se puede ir contra la nueva realidad internacional donde la mayoría de países no gravan estas rentas si es que queremos ser parte del mercado mundial de capitales y, (2) lo que falta es que el impacto de dichas exoneraciones llegue a las empresas medianas y pequeñas. Es decir, falta que el MEF y los actores del mercado financiero discutan como atender a los excluidos de este mercado. Así como pasa en el mercado laboral, en el financiero hay una enorme mayoría de empresas peruanas medianas y pequeñas que no acceden a los beneficios de que nuestra economía esté integrada al mundo. Ese es el verdadero problema a resolver, no si podemos recaudar un poco más.
Publicado en El Comercio, Noviembre 2, 2006
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