El cierre del año fue ruidoso, la gente reventó cohetes, bailó y tomó todo lo que pudo. Las espectaculares cifras del año lo justificaban. Pero como después de toda celebración viene la reflexión y en algunos casos la preocupación. Diría que hay varias interrogantes claves para el próximo año. A falta de espacio, mi lista de las top 3 es la siguiente.
1. ¿La recesión de la economía norteamericana nos alcanzará de manera importante o no?
Esta es de lejos la pregunta más compleja de contestar y la que podría traer consecuencias más importantes para los peruanos. Como en todo período de crecimiento acelerado la gente se olvida que el pasado no es un anticipo de lo que vendrá. La inercia en las expectativas es difícil de cambiar y eso provoca que se invierta en exceso, se tome deuda en exceso, etc. Como no hay lonche gratis, todos los excesos se tendrán que pagar.
Para muchos la discusión ha sido la capacidad de que América Latina se desenganche del impacto que pueda traer una fuerte recesión en EEUU. Lo más importante para mi en cambio es reconocer que los estudios recientes muestran que la mayor parte del “exitoso” desempeño de la mayoría de las economías de la región se debe a las buenas condiciones externas. Sólo de manera muy marginal ha importado lo que se ha hecho domésticamente. Países como Argentina y Venezuela que siguen políticas claramente insostenibles han crecido como la espuma de la mejor cerveza gracias a este ambiente externo favorable. Ya hemos visto que tanto pueden crecer cuando el ritmo de la música es casi frenético, lo que no nos queremos acordar es que tan rápido nos caemos cuando alguien decide frenar en seco la música. Para mi gusto, la economía peruana se desacelerará de a pocos, marcadamente al final del año. Con lo cual la sensación será que la estamos pasando piola a pesar de la turbulencia externa.
2. ¿Quién continuará a cargo del gabinete luego de la partida de Jorge del Castillo?
Aunque todo el mundo habla de esta pregunta desde hace un buen tiempo nadie quiere darle una respuesta que no sea: “alguien parecido” o la más común: “eso no pasará todavía”. Lo cierto es que Del Castillo juega en pared con el presidente la mayoría de los temas, tiene una imagen de ser absolutamente leal al presidente. Sin embargo, a la vez tiene la capacidad de servir de bisagra para resolver enfrentamientos complejos. Lo cierto es que es una figura con la cual muchos se sienten cómodos de sentarse al costado. En ese sentido, son más fáciles los cambios de ministros con él al mando que con otros al mando. Hay muchos que temen que el gabinete se desgaste más rápidamente en un año más difícil económicamente. Por el momento, mi apuesta es que tenemos a Del Castillo todo el 2008. Cuando nos den grado de inversión, preguntas como esta no importarán.
3. ¿Habrá alguna reforma importante en temas esenciales: gestión de los programas sociales, administración de la justicia, carrera pública?
Creo que la respuesta aquí es poco o nada. Este pesimismo no es anti-aprismo sino que parecería que la voluntad política aún no termina de cuajar cuando se habla de estos temas. La pregunta más bien debería ser cuales serán las consecuencias de esto. Por un lado, el deterioro de la capacidad de generar un mejor resultado para los peruanos. Por otro lado, la sensación de oportunidad perdida que alimentará el pesimismo.
Aunque a muchos les disguste prefiero empezar el año sin la copa de champagne en la mano. A trabajar que aún hace falta mucho por hacer para construir un mejor Perú.
Publicado en El Comercio, Enero 3, 2008
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