Thursday, May 29, 2008

Envejecer en el Perú

Hay pocas cosas en la vida que nos llegan con tanto aviso como la vejez. A pesar de ello en la mayoría de los casos la recibimos con una gran improvisación. Al contrario de lo que muchos de nosotros pensamos, la mayoría de los peruanos que llega a cumplir 65 años no cambia para nada su rutina de vida. La mayoría de ellos lejos de celebrar el haber cumplido esa edad, tendrá que seguir con lo mismo: trabajar para vivir. Suena dramático porque en efecto lo es. Sólo una pequeña minoría cuenta con activos suficientes para afrontar con comodidad el resto de su vida. Unos cuantos más tienen la fortuna de poder tener una pensión de jubilación fruto de su trabajo que les permitirá tener una relativa tranquilidad en esos años.

Cuando uno mira las cifras del Perú no puede más que sorprender la desidia. Si nos enfocamos en el grupo de personas que ya superó la barrera de los 65 años encontraremos que uno de cada tres estuvo afiliado a algún sistema previsional y por lo tanto algo de protección tendrá. Pero si uno hace la separación entre quienes no son pobres y los que efectivamente están en dicha condición encontrará el amargo sabor de los promedios en un país donde las distancias muchas veces son enormes. Prácticamente no hay personas pobres con acceso a una pensión de jubilación. Ese es el drama de un mercado laboral lleno de trabajadores informales.

En el Perú esta característica de nuestro mercado laboral fuerza a las personas a seguir trabajando pasados los 65 años, los fuerza a compartir la vivienda con los hijos. Siete de cada diez adultos mayores vive con los hijos (o al revés). Claramente no es lo mismo heredar de tus padres que heredar a tus padres. Por ello, muchos hijos no pueden salir de la pobreza pues deben afrontar los costos de salud que tienden a ser más elevados en la medida que la edad avanza. Hace bien el ministro de salud en apuntar al aseguramiento universal de los peruanos.

Nadie discute que el sistema de AFP funciona bien para aquellos que pueden acceder al mismo con un trabajo dependiente. Si vemos los números encontraremos que para aquel que puede aportar todos los meses tendrá al final de su vida laboral la paz de una pensión. Pero ese grupo no alcanza ni a dos de cada diez trabajadores en el Perú. Y que quede claro que el problema no está en el sistema de AFP sino en que ninguna reforma previsional se ha hecho pensando en las mayorías.

Lo que propongo es pensar en las mayorías, pero concentrarse en los ancianos pobres. Es cierto que son personas que ya no tienen obligación de ser votantes y por lo tanto su voz llega débil. A ellos no se les puede exigir que sigan trabajando o que se reciclen para reinsertarse al mercado laboral. Estas personas de una forma u otra pagaron vía IGV su cuota al Estado pero no tienen derecho a pensión alguna pues no tienen contribuciones suficientes a la ONP o a alguna AFP.

El costo de darle una pensión de un tercio del salario mínimo a adultos mayores que están en situación de pobreza no excede un punto del PBI. Ese es el precio de no desproteger a nuestros ancianos. Si no hay para tantos empecemos con 100 soles para los pobres extremos, lo cual cuesta la tercera parte. Hoy el Estado subsidia con la plata de todos y también de estos ancianos pensiones a personas que no están entre los más pobres tanto en la ONP como en las AFP. Eso es falsa solidaridad. Seamos verdaderamente solidarios, los recursos están, falta la voluntad política.

Publicado en El Comercio, Mayo 29, 2008

Thursday, May 22, 2008

Ganarle a Chile

Cualquier deportista se fija metas. No lo hace para desmoralizarse si no las alcanza sino las pone para saber a donde quiere llegar. Mirando a su competencia podrá analizar que fortalezas le faltan desarrollar y que debilidades debe corregir. El que el Presidente García haya puesto muy temprano en su mandato la meta de “ganarle a Chile” es útil porque orienta los esfuerzos y evita caminar en círculos en temas complejos. Esta semana el mercado financiero internacional sorprendió a todos al marcar que en términos de riesgo país Perú había desplazado a Chile del segundo lugar en la región. Esta noticia ha generado euforia en algunos. Pero entendamos algunas cosas antes de destapar las botellas.

Este indicador mide cual es la probabilidad de que el gobierno cumpla con sus obligaciones de deuda con el resto del mundo. Si soy un país como Argentina que acostumbra a no pagar a sus acreedores o si soy un país como Colombia que hace lo indecible para no caer en dicha situación. Este indicador está estrechamente relacionado al comportamiento de variables que midan capacidad de pago. Por ejemplo, si el país tiene mucha deuda pendiente de pago relativamente para el nivel de ingresos que genera el país o que recauda el fisco entonces lo lógico es que sea más riesgoso. Además, si la deuda que tiene el país esta denominada en una moneda distinta a la que el país emite entonces también es más riesgoso. Una cosa es que el Perú tenga deuda en soles y otra que tenga deuda en euros.

Si uno compara Perú y Chile en estos dos aspectos Chile nos aventaja y por mucho. Ellos tienen la mitad de la deuda que nosotros y no tienen un problema de dolarización de su deuda como todavía lo tenemos nosotros. Es por estas razones que Chile según las empresas clasificadoras de riesgo no sólo tiene grado de inversión sino que está dos peldaños arriba que el Perú cuando las comparamos. Por eso es que es tan sorpresivo que los mercados tengan un mayor apetito por bonos peruanos que por los chilenos y que este mayor apetito se haya reflejado en una percepción de riesgo más baja que Chile.

Probablemente la razón más relevante detrás de dicho dato es que también es importante en la valoración que hace el mercado la capacidad futura de la economía. Y ahí la percepción de los mercados no puede ser más positiva para el Perú y más preocupante para Chile. La economía chilena con las justas crecerá por encima del 4% este año y no hay nadie que apueste a que podrá revertir esta desaceleración en los próximos dos años. Por el contrario, la economía peruana sigue deslumbrando a todos con su vigoroso crecimiento a pesar de la crisis. El pronóstico para este año es un 7% que podría ser algo más y los conservadores apuntan a un 6% en los próximos dos años. Nada mal para una economía que está insertada en una economía global en crisis.

Pero la historia de triunfo y euforia se acaba ahí, en esos indicadores macroeconómicos. Chile nos lleva una enorme ventaja en el resto de indicadores. Su ingreso por habitante es mucho mayor, la efectividad de sus políticas sociales son largamente mejores. Chile cuando se compara no lo hace con América Latina, sino con los países de la OECD. Está en otra liga, eso aún nos falta. No se preocupe que allá vamos.


Publicado en El Comercio, Mayo 22, 2008

Tuesday, May 20, 2008

Peru Now: El momento cumbre

No hay mejor forma de conocer un país que visitándolo personalmente. Estos días en medio de la congestión de tránsito trataremos que nuestros ilustres visitantes, muchos de ellos por primera vez, conozcan la promesa que significa el Perú. En realidad muchos de ellos mirarán en Internet antes de subirse al avión que noticias hay sobre el Perú y mirarán más de un reporte de algún banco de inversión señalando que el Perú es la nueva estrella de la región. El Perú crece mientras Chile parece acalambrado, producto de la crisis energética. El Perú recibe inversión extranjera mientras otros países se dedican a ahuyentarla como si se tratara de piratas de alta mar.

Nuestros visitantes tendrán la oportunidad de maravillarse de cosas tan especiales como nuestra hospitalidad, la calidad de nuestra comida y la variedad de nuestros bailes. Inclusive de nuestra capacidad por celebrar. Se sorprenderán de no ver trenes o metro, y de ver avenidas estrechas en una ciudad tan grande; y probablemente no sospecharán que esta es la tierra de las combis y los taxis instantáneos.

Sin embargo, muchos viajeros que llevan varios cientos de miles viajando por todo el planeta descubrirán las características de un país que puede volverse una promesa. Lo han visto antes en varios lugares. El boom de las construcciones y el nivel de los servicios son indicadores de que la economía poco a poco se va graduando.

Pero también encontrarán en esa búsqueda de información antes de subirse al avión el artículo en la última edición de The Economist, un respetado semanario global, mostrando las dos caras del Perú. Por un lado, este crecimiento económico por encima del promedio regional y por otro lado, el nivel de pobreza, también por encima del promedio regional. Y seguramente se preguntarán y tratarán de entender lo complicado que puede resultar gobernar un país que no tiene partidos estables, que tiene una geografía compleja y una red de infraestructura que no permite acercar los pueblos y los mercados.

Lo que es cierto es que el Perú estará en vitrina una vez más. Las oportunidades aparecerán y será una tarea para todos, Estado y sector privado, que éstas puedan volverse en instrumento de desarrollo inclusivo. Quizás lo mejor que podríamos sacar de esta visita de tantos extranjeros es sus lecciones de cómo lograr que la máquina anti-pobreza puesta en marcha por el gobierno funcione a la velocidad que quisiéramos; que los recursos dejen de perderse en el camino y que el Perú deje de ser lo que hoy aún somos: un país a dos ritmos, aún desencontrado pero esperanzado en salir esta vez sí, del subdesarrollo.

Publicado en El Comercio, Mayo 15, 2008

Thursday, May 08, 2008

Negocios inclusivos

Para quienes están en el mundo de la cooperación internacional este es el último grito de la moda. Ya no es lo más fashion hablar de responsabilidad social a secas. Ahora la idea es hacer negocios con la base de la pirámide, es decir, que la rentabilidad de la empresa surja de hacer negocios donde los clientes son los más pobres. La verdad que para mí este concepto me resulta mucho más interesante y aterrizado que el de responsabilidad social empresarial que era una suerte de cajón de sastre donde se ponía de todo sin mucho orden.

Lo cierto es que los pobres son sólo eso pobres, no es que no tengan necesidades o no estén dispuestos a gastar lo poco que tienen en una serie de bienes y servicios. El tema es que muchas veces la forma como las empresas comercializan sus productos y servicios no está pensada en ese segmento de la población. Con horror estamos viendo como la cifra de muertos en la ex Birmania producto de un devastador ciclón podría superar las cien mil personas. Más allá de las desgracias familiares el impacto en términos de la desaparición de activos productivos condena a millones a seguir viviendo en la más extrema de las pobrezas que nos podemos imaginar. Todo esto porque nadie en ese lugar cuenta con algún tipo de protección más allá de la ayuda humanitaria internacional que eventualmente superará los controles burocráticos del régimen de Myanmar.

Sin ir tan lejos, la mayoría de las víctimas del terremoto de Ica del año pasado no tenían ningún tipo de seguro ante una eventualidad así a pesar de que hace menos de 10 años la ciudad había sido castigada por un fenómeno similar. No sería negocio acaso vender seguros confeccionados pensando en las necesidades y posibilidad de dicha población. Por años viví en California donde es normal asegurar tu casa contra los incendios o contra los terremotos. Obviamente que los niveles de ingreso permiten gastar en ese tipo de cosas pero justamente ahí está el secreto del asunto. Esas personas que no tienen un millón de dólares para comprarse una casa, igual se compran una casa con varios ceros menos e igual están sujetos al riesgo de perder toda esa inversión, probablemente su mayor inversión, en unos pocos segundos en que la tierra tiemble más de la cuenta. ¿Por qué no van a estar dispuestos a pagar algo para intentar preservar el valor de su riqueza?

Ayer por la mañana me invitaron a un diálogo para discutir sobre lo que se debería hacer para que más peruanos tuvieran esto que se llama conectividad. Es decir, que tengan acceso al mercado de voz, datos, video, etc. Claramente algunas propuestas tecnológicas son inviables por el costo de las mismas, por ejemplo optar por telefonía fija en todo el territorio del Perú. Sin embargo, me vino a la mente esta discusión de negocios inclusivos. ¿Por qué si hay tantas personas necesitando una mayor conectividad nadie se las está brindando de manera más satisfactoria? ¿La propuesta tecnológica es inadecuada? ¿La labor del FITEL y de OSIPTEL están fuera de foco? Haciendo el paralelo con las carreteras, en el Perú se ha construido la Panamericana de las telecomunicaciones al tender cables de fibra óptica a lo largo de toda la costa, pero aún no se hacen las Carreteras Interoceánicas que posibiliten la aparición de oportunidades de negocios inclusivos.

Este será uno de los temas que se discuta en la cumbre de la próxima semana así que ya sabe, invite a su gerente de marketing a salir de su zona y a ver las necesidades que sus clientes ocultos tienen. No sólo será bueno para ellos sino también será bueno para la última línea de sus estados financieros. Construya país y haga plata.

Publicado en El Comercio, Mayo 8, 2008

Thursday, May 01, 2008

Prohibiciones ciegas

El mundo está hambriento. El desarrollo de las economías con las mayores poblaciones en el mundo ha generado no sólo una creciente demanda por metales sino por comida. El que millones de chinos e hindúes salgan de la pobreza les ha permitido dar un salto en sus condiciones de vida. Lo primero que han demandado es comer más. La economía china que sigue su paso a toda marcha ahora convive con una inflación de más de 8% y una inflación de alimentos que ya está por encima del 20%. Los gobiernos se desesperan al ver que la inflación de los alimentos se dispara porque tiene un impacto directo en el bienestar de los más pobres y por lo tanto en la popularidad del gobierno. Cualquiera que lee los diarios habrá visto que en más de 30 países en el mundo hay protestas en las calles por culpa de esta situación.

Pero la desesperación no es precisamente la mejor consejera y menos cuando se trata de política económica. Frente a estos hechos varios gobiernos no han encontrado mejor alternativa para evitar que la demanda de otros países presione los precios internos de los productos agrícolas que restringiendo las exportaciones de dichos bienes. La lógica es clara: mientras menos bocas estén dispuestas a pagar por mis productos el precio debería bajar.

En línea con lo señalado los gobiernos de Argentina, China, Egipto, India, Indonesia, Kazajstán, Malawi, Rusia, Serbia, Ucrania y Vietnam han introducido ya sea impuestos a las exportaciones de alimentos o prohibiciones totales de las mismas. El impacto de esta medida termina agravando el problema en lugar de solucionarlo.

Lamentablemente la respuesta de los mercados no es como muchos gobernantes quisieran. Las restricciones de exportación tienen una serie de efectos no deseados que terminan dominando sobre el aparente efecto deseado con el que fueron establecidos. Es decir, es un clásico tiro por la culata. Expliquemos con detalle el asunto. Para empezar la restricción de exportación reduce drásticamente los incentivos de los productores que estaban sembrando y exportando dichos bienes. En lugar de aumentar la oferta dado el contexto de precios altos se les reduce la rentabilidad con lo cual el problema futuro será aún peor que el actual.

En la gran mayoría de los casos la producción local es más que suficiente para satisfacer la demanda local así que se está hablando en realidad de exportar los excedentes. No por un tema de nacionalismo sino porque no se tienen que incurrir en fletes tan altos que reducen la rentabilidad. No olvidemos que estos son commodities, es decir, bienes estandarizados. No es que estemos exportando fresas orgánicas o camu-camu tropical. Los precios que distintos mercados están dispuestos a pagar están más asociados a los fletes extra que hay que pagar y no a la capacidad de pago de sus consumidores.

Pero la prohibición es ciega y olvida que lo primero que genera es un fuerte incentivo al contrabando ilegal a aquellos países desde donde sí se puede exportar. No sé si se acuerdan cuando hace varios años atrás Bolivia decidió prohibir la exportación de estaño y terminamos viendo como el Perú se volvió de la noche a la mañana en importante exportador de estaño, cosa que nunca habíamos sido. Hace unos días Ucrania cambió su decisión y levantó la prohibición de exportación de cereales. Esperemos que los demás gobiernos entren en razón y no en desesperación.

Publicado en El Comercio Mayo 1, 2008