Saturday, January 14, 2012

Indecopi y los incompensables

Todos nos equivocamos pero pocos nos rectificamos. Cuando el Estado lo hace siempre cabe un espacio de suspicacia. Hace un par de semanas, Indecopi sorprendió dando un vuelco en su posición respecto a si los bancos pueden compensar deudas no pagadas. Producto de un par de quejas, se había puesto en cuestión si es que los bancos podían cobrarse de una cuenta del cliente sus deudas no pagadas (eso es compensar) con conocimiento del cliente. Como no soy abogado no miraré lo que dicen las leyes. Supongamos que en efecto esta cláusula podría ser añadida en un contrato estándar de préstamo. En principio, debería ser visible en el contrato que uno firma voluntariamente con el banco. Pensemos en el valor de dicha cláusula. Lo mejor es pensar en una hipoteca o en un crédito vehicular. Suponga que usted quiere un crédito para comprarse un auto o una casa pero usted quiere un contrato en el que se impida al banco quedarse con el bien (auto o casa) si usted no paga, nada menos. El banco nunca aceptará dicho contrato pues se queda sin un bien que garantice el pago de la deuda. De repente el banco aceptará dicho contrato cobrando un interés muy alto que cubra el costo de todos los que no pagarán. Del ejemplo resulta obvio que tanto el banco como usted estarán de acuerdo en establecer un colateral que reduzca el riesgo de no pago y por lo tanto reduzca el costo de dicho crédito. Sería tonto no hacerlo y sería estúpido poner una norma que impidiera hacerlo de manera voluntaria. Si por alguna razón alguien aprueba una norma prohibiendo que el banco compense las deudas hipotecarias porque sería una maldad dejar a una familia sin casa o cualquier cosa por el estilo, tendríamos una larguísima lista de familias que no tendrían más remedio que recurrir a los mercados informales de crédito o ahorrar hasta pagar en efectivo el valor de sus casas. Sin duda, los mercados informales tendrán maneras muy efectivas de garantizar el pago de sus deudas. Así que si queremos bancarizar a más familias, aplaudamos la decisión de Indecopi, que va en el camino correcto, y pidamos a la SBS que exija que los bancos nos pregunten si queremos firmar un papel de color amarillo fosforescente donde voluntariamente ofrecemos un mejor colateral y por ende nos merecemos una menor tasa. Publicado en El Comercio, Enero 14, 2012

Monday, January 09, 2012

Doce preguntas para el 2012

El próximo año recién empieza y se viene cargado de dudas. Resumamos las 12 más importantes tanto internacionales como locales. Uno. ¿Se romperá el Euro? En mi opinión no, pero la presión de los mercados sobre las economías europeas incluidos países tan importantes como Italia hará temblar los mercados financieros. Dos. ¿Saldrá USA de la recesión? Yo diría que no. En todo caso si sale será sólo para volver a entrar a un período que será recesivo o de muy bajo crecimiento. Tres. ¿China tendrá su crisis financiera? Creo que eso está descartado por ahora. Hay mucho espacio para seguir postergando ajustes en serio en dicho país. Cuatro. ¿Crecerá el mundo más de 4%? No hay forma. Cinco. ¿Habrá una crisis global tipo 2008? Creo que aún no. Pero aquel país que crezca más de 5% debería darse de golpes en el pecho. Seis. ¿Habrá más primaveras árabes fuera del mundo árabe? Mi apuesta es que por lo menos en un par de países más habrá cambios profundos de régimen político. Siete. ¿Durará el gabinete Valdés todo el año? Creo que sí, pero no todos. Ocho. ¿Cambiará el sentido de la política económica? No, pero seguirán las dudas. Nueve. ¿Podrá el gobierno alinear a las regiones? No hay forma que eso pase en todas las regiones. Diez. ¿Crecerá la inversión privada más de 10%? Sólo si el gobierno logra que Conga empiece operaciones. Once. ¿La inflación será más de 3%? No. Pronto estará en línea. Doce. ¿Creceremos a más de 5%? Creo que con suerte pasaremos el 4%. Publicado en la revista de la Camara de Comercio de Lima, Enero 2012

Thursday, January 05, 2012

Cinco años de chancho

Para los chinos cada año es un animal diferente. Lo bueno de dicha tradición es que permite renovar las esperanzas y confiar que si el año en curso fue malo el próximo será distinto. Nadie quiere tener cinco años de chancho seguidos. Los gobiernos muchas veces meten la pata en la elección de los jefes de las entidades gubernamentales, los cuales a diferencia de los ministros es más difícil remover. Está claro que este gobierno no es la excepción. Cuando uno revisa las entidades gubernamentales (gob.pe) en el Perú encuentra que la gran mayoría tienen directorios, salvo un trío de notables excepciones: la SBS, la SUNAT y el INEI. ¿Por qué se prefiere no tener un directorio en dichas entidades? Haciendo de forense uno podría pensar que la ausencia de un directorio concentra el poder en el jefe de la institución y por lo tanto el objetivo podría ser que dichos jefes sean todopoderosos. Si aceptamos esto, la siguiente pregunta que se cae de madura es ¿y para qué tanto poder? En el caso de la SBS uno podría pensar que hay ciertos momentos críticos (cierre de una entidad financiera) en los cuales se podría necesitar mucho músculo y acción muy rápida. OK, suena razonable, pero sería muy fácil poner en las normas de la entidad que hay una serie de situaciones límite en las cuales el directorio de la entidad le da ese mayor poder a su jefe para que decida con informe posterior al directorio. Entonces, ¿para qué tanto poder en una sola persona? Si pensamos en la SUNAT podríamos pensar que hay información confidencial que no quisiéramos que una gran cantidad de gente la conozca. Pero si pensamos más detenidamente en el tema nos daremos cuenta que ese argumento no tiene peso. La información circula en la intranet de la entidad y son muchos quienes tienen acceso a ella. Pensemos entonces en las razones que justifican reducir el poder de los jefes de las entidades públicas estableciendo directorios. La más importante es para evitar decisiones arbitrarias o erróneas producto de la visión del encargado de turno que no tendrán contrapeso en la discusión al interior de la institución. Claramente el jefe puede imponer su visión sobre el punto en discusión y la cadena de mando al interior de la institución está sujeta a la amenaza de ser despedida si es que se opone a lo que diga el jefe. Como toda esa cadena de mando ocupa lo que se llama cargos de confianza, cualquiera puede ser removido en un instante por el jefe sin ningún miramiento. La ausencia de un directorio puede implicar que un jefe opte por llevar a la misma institución a un marasmo o a un activismo exagerado, o a tener una posición absolutamente distinta de un año al otro. El directorio sirve para dar continuidad a la institución. En el Perú la construcción de instituciones es uno de los deberes más pendientes. Por ejemplo, la SBS pasó de una administración con las pilas puestas y buscando la implementación de reformas, a otra en la que prácticamente no se hizo nada por reformar temas urgentes. ¿Quién podía evitar dicha inacción? ¿El Ministro de Economía o el Premier de turno? El Banco Mundial hace dos preguntas a los empresarios en el mundo respecto a las autoridades tributarias. La primera es si el nivel de los impuestos implica un obstáculo importante al desarrollo empresarial. La segunda es si la propia administración de dichos impuestos es un obstáculo o no. Curiosamente el Perú está en el promedio en la primera pregunta pero está entre los 6 peores en el mundo en la segunda pregunta. Esta falta de predictibilidad en la respuesta de la SUNAT es parte de la debilidad institucional. El INEI también ha pasado por etapas críticas y hace mucho se viene pidiendo que se constituya un directorio que acompañe a la administración de la institución en un serio y necesario proceso de fortalecimiento. El Perú pronto será una economía con un PBI per cápita de 10 mil dólares, más vale tener instituciones que se parezcan a las de países con ese nivel de ingresos. Este es un aspecto que quienes andan detrás de reformar el Estado deberían prestar atención. Estas tres instituciones son fundamentales en nuestra economía. Cuando no funcionan se siente. ¿Son los directorios la solución perfecta? Como casi siempre en economía la respuesta correcta es depende. Si el proceso de selección de directores empieza en la agenda personal de algún funcionario seguro que no será suficiente. Lo mismo pasa si dicha selección es fruto de un proceso de negociación política donde lo que importa no es calidad del director sino los votos que me gano para otra decisión. Lo mejor es instituir la elección de gente con méritos y capacidades y establecer mecanismos de renovación parcial que garanticen continuidad. En Perú eso aún no pasa ni siquiera en el Banco Central, nuestra –de lejos- mejor institución pública. Publicado en el Blog de Semana Economica, Economia sin Anestesia. Enero 3, 2012