Thursday, April 14, 2005

Malthus y Solow en el Perú

A Malthus se le conoce por su visión pesimista sobre la economía. El publicó hace más de 200 años un libro donde argumentaba que si la población seguía creciendo a una tasa geométrica y la provisión de alimentos lo hacía a una tasa aritmética el mundo se llenaría de miseria. Esta predicción se sustentaba en 2000 años de estancamiento Curiosamente su solución era que la gente se casara de mayor edad y que se promoviera la abstinencia sexual.

Su predicción no ocurrió básicamente por la revolución industrial y el floreciente progreso tecnológico que cambió por completo el nivel de ingreso de las personas. Justamente Solow, ganador del Premio Nobel en 1987, fue quien mostró como el progreso tecnológico era una fuente esencial en la tasa de crecimiento de un país. Para Malthus producir un bien era fruto de una tecnología intensiva en mano de obra y en tierra y que necesitaba muy poco capital. En cambio para Solow, la tierra dejó de ser un factor de producción fundamental y dejó su sitio al capital y al nivel del progreso tecnológico.

¿A que viene esta historia? No es que los hayamos invitado a dar una charla en el Perú. Malthus está muerto hace años y Solow, aunque ahora hay mangas en el aeropuerto, ya no se aventura a viajar. Pero me imagino que si uno los paseara virtualmente por el Perú reconocerían que cada uno de ellos está representado dependiendo donde estemos. Es decir, es como si la economía peruana tuviera aún un poco de la forma de producir de Malthus, el sector rural tradicional. Por ejemplo, la agricultura de la sierra sur, la pequeña minería de subsistencia, etc. Por otro lado, Solow se sentiría emocionado cuando le cuenten como Chavimochic se transformó en tan poco tiempo o si le hicieran el tour por las fábricas de confecciones en Ica.

Pero después de invitarlos a almorzar en Catacaos, antes de que la chicha de jora haga efecto, nos gustaría preguntarle porqué sobreviven estos dos modos de producción en un mismo Perú. Probablemente la razón es la ausencia de vínculos entre ambos mercados o de una manera menos drástica la presencia de unas barreras de acceso muy altas entre ambos mercados. Imaginen una persona que para poder trabajar en la ciudad más cercana debe viajar 10 horas a lomo de mula. Esa persona sólo lo hará si el diferencial de salarios en la ciudad y su pueblo es tal que valga la pena la caminata o la estadía en la ciudad por unos días.

Gran parte de las enormes diferencias de ingreso entre los pueblos del Perú se deben a que para una enorme mayoría acceder a un mercado más amplio es demasiado costoso. La lógica de invertir en caminos rurales es justamente esa: acercar los pueblos a los mercados, hacerlos parte de esos mercados. Darles acceso a las oportunidades es sacarlos de la sombría predicción de Malthus y permitirle a esas generaciones futuras un porvenir diferente. Trabajemos para que esas barreras que los separan sean eliminadas. Eso es equivalente a firmar un TLC entre la región Solow y la Malthus de nuestra economía.

Publicado en El Comercio Abril 14, 2005

1 comment:

Anonymous said...

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