Thursday, August 04, 2005

Reflexiones después de Fiestas Patrias

Como Director del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico no puedo dejar de compartir algunas reflexiones con ustedes luego de estos días de discursos llenos de cifras y de pocas explicaciones. Lo primero es que el resultado principal del estudio que hicieron mis colegas, Carlos Casas y Gustavo Yamada, es que contra lo que uno podría haber imaginado el crecimiento de la economía peruana no se ha reflejado de manera uniforme en toda la población. Por el contrario, hay dos sectores de la población que sí la han visto (y sentido) y otro (bastante grande) que no. Lo segundo es que típicamente en los momentos de auge de nuestra economía este crecimiento beneficiaba marginalmente a los realmente pobres. En este caso, eso es exactamente al revés. Quienes han visto aumentar sus ingresos de manera más significativa son los más pobres entre los pobres. Es decir, los pobres rurales. Los que no están en las ciudades. Esos que no leerán está columna.

Este resultado es muy bueno de destacar porque somos un país partido en dos y típicamente ellos no tienen voz, a ellos no los entrevistan, a ellos no los visitan los políticos más que antes de una votación. Ellos han aumentado sus ingresos y por lo tanto la pobreza rural se ha reducido. Aquí cabe una primera pregunta: ¿ha sido suficiente? Obviamente que no. Y la razón no sólo es que sus ingresos deberían aumentar más para salir de la pobreza sino que ¿mejoró la calidad de la educación en esas zonas?, ¿mejoró la infraestructura pública? Probablemente aún no.

En tercer lugar, hay un gran sector de la población: diríamos los limeños con ingresos entre 500 y 1500 soles quienes no han visto incrementar sus ingresos a pesar que la economía peruana ha crecido cuatro años seguidos de manera sostenida. Esto es raro y merece una explicación. El estudio aquí no entra en mayor detalle porque buscó medir más que explicar. Una posible hipótesis es que la inversión privada se rezagó en este proceso de crecimiento y cuando se dinamizó lo hizo mayormente en las zonas fuera de Lima.

El presidente mencionó que se han creado un millón setecientos mil empleos entre el 2001 y el 2004. Ese es un buen resultado pero que oculta que menos de 600 mil de esos empleos son adecuados. Es decir, empleos en los cuales los trabajadores tendrán una remuneración mayor al de una canasta mínima de consumo. Les recuerdo que crecimos 4 años seguidos a 5% en promedio. Y ni así podemos generar más empleo adecuado. Algo más debe estar faltando, ¿no? El gobierno (una parte al menos) quiere aprobar una reforma laboral que permita sea más fácil hacerlo. El problema es que la otra parte del gobierno quiere hacer todo lo contrario.

Para mi la mayor ausencia en lo económico fue explicarle a la ciudadanía como se había logrado obtener estos resultados: (1) un excelente entorno internacional, (2) el rol del ATPDEA en abrir mercados a nuestros productos, (3) prudencia fiscal, al menos más allá de lo que se esperaba en un inicio del gobierno, (4) estabilidad monetaria. ¿Si esa receta funcionó porqué no insistir con ella y apoyar firmemente el tratado de libre comercio? ¿Por qué no concentrarse en lo que aún falta por hacer? ¿Por qué echar a perder lo avanzado?

Publicado en El Comercio, Agosto 4, 2005

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