Cuando le pido a mi hijo menor que ordene sus juguetes, lo primero que me dice es “¿y tú cuál vas a ordenar?”. En efecto, no hay mejor forma de que otros hagan las cosas que involucrando a todos en una tarea común. Ahora que los partidos políticos más responsables están en plena preparación de sus planes de gobierno deberían dedicar una de sus reuniones a leer y discutir los resultados del Haciendo Negocios 2006 preparado por el Banco Mundial. Este trabajo busca identificar cuáles son las trabas que hace que las empresas no puedan desarrollar sus actividades más fácilmente. Dado que no hay ningún partido que no quisiera prometer trabajo para todos y ese trabajo típicamente lo generan las empresas creo que se cae de maduro que todos deberían apoyar estos esfuerzos ya sea que ganen o pierdan el próximo año.
En términos futbolísticos, Perú está a media tabla. Somos la economía número 71 de 155. Ni chicha ni limonada. Este puesto se calcula después de promediar una serie de características de nuestra economía. Como en todo promedio hay cosas más gratas y cosas más ingratas. Como de lo que aquí se trata es de identificar un grupo de tareas pendientes veamos las cosas ingratas primero.
En lo que peor estamos es respecto a la carga que significan los impuestos para las empresas. Estamos en el puesto 133 (de 155). Y a Perú le va mal –en esta comparación internacional- porque se le pide a las empresas pagar una larga lista de impuestos y porque la proporción de las utilidades que terminan en la SUNAT es mucho mayor al resto. Se cumple eso que pagamos impuestos como si estuviésemos en Suiza. Lo que se hace con la plata es otro asunto. ¿Quién compensa a las empresas que hoy utilizan sus recursos para que la SUNAT anuncie que está batiendo records de recaudación mes a mes? ¿O a eso también le vamos a llamar responsabilidad social de las empresas?
El siguiente punto en la agenda es nuestro puesto 114 en hacer respetar los contratos. Se necesitan hacer 35 procesos distintos y 381 días. En ambos casos estamos igual o mejor que América Latina. El problema es que en nuestro caso el costo de hacer valer el contrato nos cuesta casi 35 por ciento del valor de la deuda. Esto es 50 por ciento más que el promedio latinoamericano y el triple que en el caso de un país desarrollado. Lo que estos números implican es que la gente prefiere no aventurarse a hacer negocios con quien no conoce, o gasta en asegurarse frente a incumplimientos contractuales. En palabras sencillas el Poder Judicial no está cumpliendo con su tarea. Una de las cosas fundamentales en hacer empresa es poder encargar a otros lo que uno no es el más indicado. Pero para que eso tan básico funcione yo necesito tener un árbitro que haga su trabajo sin que yo tenga que invertir casi la mitad de lo que reclamo.
El tercer punto de la agenda mínima es reducir el costo de empezar una empresa... formal. A los peruanos que quieren hacer les toma 102 días y casi 9 mil dólares para cumplir con todas las licencias y permisos. Hay que tener paciencia y mucha plata. ¿Se dan cuenta que las tres cosas llevan a las empresas a la informalidad? ¿Se darán cuenta los partidos políticos que eso es algo que todos deberíamos ayudar para corregir?
Publicado en El Comercio, Setiembre 15, 2005
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