Thursday, June 23, 2005

El BCRP necesita urgente un curso básico de finanzas

A mis alumnos siempre les digo que los economistas somos una mezcla entre abogados y sacerdotes. No precisamente porque absolvamos los pecados ajenos sino porque nos ganamos los reales convenciendo con argumentos. Los que tenemos la enorme oportunidad (y responsabilidad) de escribir para el público debemos ser muy honestos con la gente y no venderle gato por liebre. Esto me parece que es aún más importante en el caso de las entidades públicas. El Banco Central se supone que es una institución que valora enormemente su reputación de seriedad. Es por todo esto que me sorprende que el BCRP lance un argumento que no tiene el más mínimo fundamento de finanzas básicas.

El BCRP señala que las AFP no tienen fundamento para pedir una ampliación de los límites de inversión en el extranjero. La razón que utiliza el banco es que si comparamos la rentabilidad de las inversiones que las AFP han realizado –en nombre de nosotros los afiliados- en el extranjero versus aquellas en el Perú la rentabilidad de estas últimas es mucho mayor. Las inversiones en el Perú rindieron en promedio 11.4% y las inversiones en el extranjero rindieron un magro 2.9%. Entonces, según la lógica demoledora del BCRP, los gerentes de finanzas de las AFP deberían invertir todos los fondos en el Perú.

Sencillamente no puedo creer que el BCRP, a cuyos economistas conozco de cerca y que buena parte de ellos han sido mis alumnos en la universidad o en los cursos de verano puedan respaldar algo que aprendieron en el curso básico de finanzas. La rentabilidad es sólo una de las características de un activo financiero. Además uno valora cualquier activo financiero en función al riesgo y a la liquidez que estos tienen. Es obvio que las inversiones en Perú tengan mayor retorno (en promedio) que las inversiones en países desarrollados porque sencillamente son más riesgosas.

Pero lo otro que es obvio y me parece que el BCRP debería ser honesto y decirlo es que el principio básico de manejo de portafolio llama a diversificar los riesgos. Si yo pongo todos los fondos en un solo activo que tiene el nombre Perú por todos lados el día que al Perú le vaya mal el fondo se reducirá abruptamente y nadie quiere que eso pase con nuestras pensiones de jubilación. Además, el BCRP olvida que las restricciones a invertir en el exterior han generado un efecto perverso para las pensiones de los trabajadores. Como se impide la inversión afuera la rentabilidad que deben ofrecer los activos peruanos es más baja de lo que debería ser. En palabras sencillas como los recursos no pueden ser colocados afuera, domésticamente son vistos como abundantes y no hay que ser economista del BCRP para saber que si la oferta sube el precio baja. Ese 11.4% de rentabilidad debería ser más si no hubiesen límites tan estrechos.

El BCRP con su decisión ha optado por ponernos un impuesto a nuestras pensiones de jubilación, así que la próxima vez que usted que es afiliado a la AFP y se quiera quejar de algo, quéjese de esto, el BCRP le está metiendo la mano a su pensión de jubilación. Y si cree que los dueños de las AFP se benefician con estos límites está totalmente equivocado. Los únicos beneficiarios son las empresas que buscan fondearse barato aprovechando una regulación que no aprobaría el curso de finanzas básico.

Publicado en El Comercio, Junio 23, 2005

Thursday, June 16, 2005

Innovando lo básico

El Banco Mundial organizó una reunión académica en Barcelona para discutir qué tipo de políticas de innovación en ciencia y tecnología debían adoptar los países de la región. Para ello convocó a una veintena de los mejores académicos del mundo en el tema y a mi (sin duda no entro en esa lista). La razón básica para ponerse a discutir este tema parte de la comprobación que los países latinoamericanos invertimos prácticamente cero en investigación y desarrollo en comparación con los países desarrollados. Es más muchas empresas multinacionales (por ejemplo, Pfizer, la creadora del Viagra) tienen gastos en inversión y desarrollo muy superiores al gasto total en los países más grandes de la región como México y Brasil. El otro dato es que nuestro crecimiento en productividad está rezagado en términos comparativos.

Obviamente que frente a este tipo de realidades siempre podemos decir que como países en desarrollo destinar recursos a investigación y desarrollo resulta casi un lujo. Por lo tanto, tiene todo sentido dedicar nuestros escasos recursos a las prioridades más urgentes como salud, nutrición y educación básicas. Totalmente de acuerdo. El problema es que así como gastamos nuestros pocos recursos en esas cosas básicas e imprescindibles también gastamos en cosas que no tienen nada de básicas o que están excesivamente concentradas en un grupo de personas. Veamos un ejemplo.

No sólo el Perú sino en general la región gasta sumas increíbles a financiar la educación superior pública. El cuento que nos venden es que todos tienen derecho a la educación, inclusive a la superior, que la educación es un instrumento para igualar las oportunidades. Los objetivos están perfectos pero el resultado deja muchísimo que desear. En palabras menos sencillas, la forma de intervención del Estado es ineficiente. No sólo se trata de -como parece ser la receta favorita de este gobierno- dado que hay una nueva necesidad busquemos como financiarla. A veces, lo que se necesita es evaluar la forma como se están haciendo las cosas.

Además, al igual que en el caso del gasto en educación superior, cuando vemos que tan productivo ha sido el poco gasto que hemos hecho en investigación y desarrollo encontramos que los países de la región no son efectivos en producir patentes a partir de esa inversión. Esto se debe en parte por la enorme brecha entre las universidades y el sector privado. Y las universidades son las llamadas a buscar un rol aquí más que al revés.

Pero hay ciertas cosas básicas en las que podemos innovar sin gastar más: (1) mejorar la protección de los derechos de propiedad, (2) permitir que las empresas se creen con mayor facilidad, (3) favorecer que las empresas se vayan del mercado si fracasan, (4) abrir aún más la economía. Es curioso que en el Perú, algunos busquen mantener vivas a las empresas ineficaces a cualquier costo, se tarde más de 200 días en crear una empresa, las empresas sientan que el Estado no protege sus derechos de propiedad, y no todos estén convencidos que la apertura sea el camino de hacer de nuestra economía una más competitiva.


Publicado en El Comercio, Junio 16, 2005

Saturday, June 11, 2005

Política Fiscal: Al diablo el mediano plazo

Hace unos días el Banco Central cumpliendo su rol de auditor del Marco Macroeconómico Multianual le recordó al MEF que la Ley de Prudencia y Responsabilidad Fiscal sería una vez más violada porque se estaba contemplando permitir que el gasto no dedicado al pago de deuda suba 6.7 por ciento en términos reales. Según la ley este aumento no debería superar el 3 por ciento.

Coincidimos que el panorama no apunta a que tengamos más inflación este año o que el déficit fiscal se dispare. La solución va a venir por el lado más fácil: endeudarse más. Total, quien lo paga es el siguiente gobierno. Mejor dicho, lo seguiremos pagando nosotros con nuestros impuestos. No importa si a estos los llaman temporales pero son permanentes, si distorsionan y complican la generación de trabajo pero recaudan.

Hay varias cosas que sorprenden de estas dos semanas en que hemos visto discursos cruzados entre el MEF y el BCR mientras en el fondo un vicepresidente regalón decía resolver los conflictos (de ahora) a costa de generar otros mayores (en el futuro).

Lo primero es que si bien la carta del BCRP al MEF la firma el presidente encargado del BCR, es una carta de todo el Directorio del BCRP. En dicho Directorio se sienta el actual viceministro de Hacienda, quien supuestamente es el garante de la caja fiscal. Es decir, el propio viceministro se jala las orejas por no hacer su trabajo. ¡Realmente increíble! El mismo viceministro que ha venido dedicando su tiempo a redactar una nueva Ley de Prudencia y Responsabilidad Fiscal que supuestamente ahora va a tener dientes, es decir penalidades, de modo que a los futuros viceministros de Hacienda les cueste no cumplir con esta ley. ¡De mamey!

¿Para que se hace tremendo esfuerzo en cerrar un nuevo acuerdo con el Club de París si por el lado interno se maneja de manera tan laxa la política de endeudamiento? ¿Vamos a patear la deuda para adelante solo para que podamos tener un poco más de deuda interna ya que no queremos respetar la ley de prudencia fiscal?

Tal como mencionaba hace un par de semanas si había un punto flojo en la política fiscal de este gobierno era su despreocupación por reducir significativamente el peso de la deuda en nuestra economía. A pesar del extraordinario entorno externo, de los años de continuo crecimiento este gobierno va a terminar probablemente con el mismo ratio de deuda sobre producto con que empezó. Esto es imperdonable. El número uno del FMI acaba de señalar que la primera en la lista de tareas de América Latina es reducir la deuda. Que lástima que aquí se siga privilegiando el corto plazo. Por ese camino seguiremos dependiendo de la buena fortuna, de la ayuda de otros y no de nuestro propio esfuerzo. Ya parecemos la selección de fútbol.

Publicado en El Comercio, Junio 11, 2005

Thursday, June 02, 2005

Cambiando tránsfugas por apestados

El Congreso de la República está discutiendo un proyecto de ley que básicamente prohíbe a los congresistas electos abandonar los partidos con los cuales llegaron al Congreso. Se argumenta que los representantes fueron electos bajo un conjunto de principios representados por un partido político y no pueden traicionar dichos principios cambiando de camiseta en medio de su mandato. Todo esto suena bien. Es más, si uno mira las cifras 28 de 120 congresistas ya renunciaron a sus agrupaciones de origen por distintas razones y ahora son parte de otros grupos políticos o de cosas medio cantinflescas como ser parte del grupo de los no-agrupados.

La propuesta cree que el transfugismo se frenará con la amenaza de expulsar del Congreso a todo aquel que cambie de camiseta. Olvidan nuestros padres de la patria que el detrás de toda decisión no sólo están los castigos sino en general los incentivos. Frente a ese esquema lo que el proyecto obtendrá, si es aprobado por el pleno del Congreso, es que el número de tránsfugas se reduzca a cero pero el número de apestados, esos que nadie quiere tener al costado, sea exactamente igual al número de tránsfugas bajo el esquema actual.

El Congreso se olvida que la razón de fondo detrás del impresionante número de tránsfugas es la forma como los partidos arman sus listas de congresistas. Inclusive una razón de mayor fuerza son las propias características de estos partidos. La mayoría de los partidos políticos tienen menos de 10 años de historia, ¿cuáles son esos intereses o principios comunes que vinculan de manera sólida a los congresistas de alguna agrupación? En la medida que los partidos políticos sean uniones de corto plazo y los individuos que deciden afiliarse a ellos o acepten ser invitados las vean como compromisos de corto plazo seguirá el problema de que las bancadas no actúen como tales, ya sea que les pongamos el sobrenombre de tránsfugas, apestados, exiliados o asilados.

El problema está en que no se han puesto las reglas para que los partidos y sus bancadas sean sólidos. Esas bancadas no van a serlo de aprobarse esta ley. Los apestados o los tránsfugas no votarán con sus antiguas bancadas y lo peor es que seguirán comportándose como llaneros solitarios en el Congreso. Cada uno velará por su supervivencia y por lo tanto seguiremos con el show de competir por el ser el congresista con más proyectos de ley enviados por semana aunque más de la mitad de ellos sean intrascendentes y nunca sean siquiera discutidos.

Al transfugismo no se le puede combatir con la amenaza de echarlos del Congreso. Lo que se puede hacer es someter al nuevo conjunto de congresistas que elegiremos en el 2006 a otras reglas como la eliminación del voto preferencial para que se privilegie la posición de la bancada y no del individuo. En ese mismo sentido actuaría una reforma del Reglamento del Congreso que exija la presentación de proyectos por bancada y no a titulo individual. No busquemos eliminar a los tránsfugas sino aquellos incentivos que premian volverse tránsfuga.

Publicado en El Comercio, Junio 2, 2005