No me gusta escribir sobre accidentes de tránsito, porque la última vez que lo hice me choqué. Pero esta semana la ministra Zavala ha tomado dos decisiones importantes que no quería dejar de comentar. Primero, ha vuelto obligatorio el uso de los cinturones de seguridad para los pasajeros que van en el asiento de atrás de los automóviles. La razón de esta medida es reducir el número de fatalidades y lesiones que ocurren producto de los más de 75 mil accidentes de tránsito que el Perú tiene al año. Más de tres mil personas mueren por esta razón. La multa por no tenerlo debería servir como incentivo para que aquellos autos que no los tengan de fábrica los coloquen pronto.
Esto me lleva a la segunda medida dictada por la ministra: una combinación de multas más bajas pero penalidades más severas para los reincidentes. La motivación de esta medida es doble. Por un lado, la ministra reconoce que los montos previos de las multas eran excesivamente altas y llevaban a que el policía tuviera en sus manos un gran arma de negociación con el infractor que no era precisamente su revólver de reglamento. Por otro lado, la intención es que la multa no sea lo importante sino el comportamiento reiterado del conductor. Tal como sucede en otros países el conductor tiene una cantidad de faltas que puede cometer pasadas las cuales se pierde la licencia de conducir por un tiempo o de manera permanente.
Si ambas medidas fueran acatadas con prontitud y entusiasmo por las personas sin duda que lo que deberíamos observar es que las tarifas del SOAT disminuyan. La razón es simple, los pasajeros estarán tomando mayores prevenciones que antes y eso debería reducir el monto gastado en atender las lesiones producto de los choques así como las indemnizaciones a los fallecidos en accidentes de tránsito. Del mismo modo, las multas pasarían a cumplir el verdadero rol de hacer que el conductor tenga una actitud distinta cuando está al volante de su automóvil. El conductor debe entender que no sólo su vida sino la de muchos más que sus pasajeros está en riesgo cada vez que enciende su automóvil y por lo tanto debería manejar evitando accidentes y no evitando obstáculos en un juego de video.
Pero el problema es que una cosa es el contenido de la norma y otra la implementación y aplicación de la misma. Ya han empezado a aparecer cinturones de seguridad que no cumplirían con los estándares y eso fuerza a que la policía también deba revisar no sólo si el vehículo cuenta con ese dispositivo sino también la calidad del mismo. Por el lado de las multas, sus menores costos deberían reflejarse en la estadística como un aumento en el número de papeletas impuestas. Este número puede ser interpretado de dos formas. Una es que como ahora es más barato los conductores manejarán peor. Y una versión alternativa es que como son más baratas no habrá tanta “negociación” entre infractor y policía y por lo tanto la gente estará dispuesta a recibir una papeleta por su conducta indebida. Espero que si vemos ese aumento de papeletas la razón sea esta última.
Una ultima reflexión. Los estudios muestran que en un choque a velocidad el pasajero del asiento posterior golpeará al de adelante con un peso equivalente al de un elefante. ¿Tiene usted la cabeza tan dura como para soportar eso? No creo. Empecemos obligando a nuestros hijos a ponerse el cinturón, renegarán y harán una que otra pataleta, pero después para ellos será una sana costumbre.
Publicado en El Comercio, Octubre 5, 2006
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