Monday, August 06, 2007

Razones para dudar

El discurso presidencial debió terminar con la visión del Perú al 2011. El recuento innumerable de pequeñas cosas hechas diluyó el importante mensaje central del Presidente: el Perú tiene un enorme potencial de estar mucho mejor en unos años con el esfuerzo solidario de todos. Me parece importante remarcar que el Presidente plantee que el Perú debe alcanzar estas metas de reducción de pobreza, mayor inversión y progreso sobre la base de un nuevo modelo. Uno en el que las regiones pasan a tener un marcado protagonismo. En que son los gobiernos regionales y municipales los principales responsables de alcanzar ese mayor desarrollo.

Este cambio puede ser muy interesante porque implica abandonar esa visión virreinal que mencionó el presidente pero también puede implicar una enorme reducción en la calidad del gobierno. No hay nada más falso que algo que sea haga descentralizadamente se haga necesariamente mejor. Deficiencias en la ejecución pueden implicar mayor conflicto social y no necesariamente menos conflicto. El gobierno central tiene que acompañar este proceso sino la lavada le costará más que la camisa.

A pesar de estar muy de acuerdo con los lineamientos generales planteados por el presidente me quedaron sin embargo algunas dudas. Para empezar la austeridad es bienvenida donde realmente se elimina el dispendio. No así donde si hace falta invertir recursos. Un estado eficiente necesita gente capaz. Gente capaz solo hay a precio de mercado. El resto es poesía. Noten que el cambio central de la reforma de la carrera magisterial es que el Estado va a reconocer (en forma de mayor remuneración) a aquellos profesores que por sus méritos deben ser mejor pagados. ¿Por qué el Estado si incorpora la meritocracia para sus profesores pero no para el resto de la administración pública?

Otra potencial fuente de conflicto y pocos resultados concretos es la propuesta de discutir un pacto social. ¿Ese pacto social incluirá a los trabajadores y firmas informales que hoy no incorpora el Consejo Nacional de Trabajo? ¿Seguiremos pactando entre las inmensas minorías sobre temas que afectan a esas mismas minorías? ¿En algo se reducirá la informalidad si el Congreso aprueba el actual proyecto de ley de trabajo tan defendido por miembros de la actual mesa directiva?

Escuché el discurso en la comodidad de mi cama abusando un poco del descanso que permite el feriado. ¿Qué dirán las familias de más bajos ingresos que escucharon el mensaje? ¿Tendrán paciencia? ¿Esperarán que las inversiones los alcancen al mercado global que crecerá este año más de 5%? ¿Esperarán a que el gobierno en el medio de las importantes negociaciones de Tratados de Libre Comercio con varios países se acuerde que también debería poner el acelerador en el TLC interno? El presidente no mencionó esta palabra en su extenso discurso. Ni siquiera habló de su primo lejano, el programa Canola Exportadora.

El shock de inversión pública fue otro de los temas ausentes del debate. El presidente tampoco se acordó de esta fallida iniciativa. Sin embargo, la ausencia de esta inversión está íntimamente ligada a esta desconexión con los mercados que enfrentan las familias y firmas que viven justamente en las zonas donde hay mayor pobreza en el país. No terminé de entender como es que el shock falló a pesar que el presidente pudo leer más de una hora una interminable lista de obras hechas en menos de un año de gobierno.

Termino con una pregunta difícil: Si el gobierno supiera que el crecimiento de la economía mundial se va a reducir significativamente, ¿que es lo que haría distinto?

Publicado en El Comercio, Agosto 2, 2007

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