No hay que ser economista para entender que detrás de todo precio hay quienes quieren vender y quienes quieren comprar algo. Lo que se vende en el caso de una moneda es la promesa que ese papelito de colores tenga alguna capacidad de compra en el futuro. Es decir, detrás del precio hay un enorme acto de confianza colectivo. Si la gente no cree que ese papel va a tener valor en el futuro sencillamente el precio de dicha moneda se derrumbaría con rapidez hacia cero. Póngase a pensar porqué usted no puede fabricar sus propios billetes. La respuesta es que la gran mayoría de las personas no cree que sus billetes hechos en casa valgan algo. ¿Porqué no? Porque para que valgan necesito que alguien esté dispuesto a entregar bienes o servicios a cambio de un billete de colores con su firma, y la gente no es tan tonta.
La semana pasada el tipo de cambio (soles por dólar) se depreció (subió para los no economistas) de manera repentina la semana pasada porque el BCRP anunció un cambio drástico en las condiciones bajo las cuales opera el mercado cambiario. En dicho mercado entran y salen dólares de dos fuentes: de las operaciones de comercio exterior y de las operaciones financieras. Si por alguna razón nuestras importaciones crecen más que las exportaciones entonces en neto el mercado cambiario estará buscando dólares y el tipo de cambio se depreciará (se hacen más escasos los dólares por lo tanto su precio sube). De la misma manera, si el BCRP limita la entrada de capitales que vienen atraídos por las oportunidades de hacer ganancias puramente financieras en un breve plazo entonces los dólares escasearán y otra vez el dólar subirá de precio. Estos capitales que típicamente se les llama capitales golondrinos andan a la caza de retornos derivados de una combinación de altas tasas de interés y una clara perspectiva que el tipo de cambio se apreciará (se caerá).
El precio de hoy de cualquier activo no sólo depende de las condiciones que hoy día presenta el mercado sino que también depende de las condiciones futuras del mercado. Es decir, el precio de hoy refleja los cambios en las expectativas con respecto al futuro. Por lo tanto, los anuncios o las señales son las armas más poderosas de los bancos centrales.
En los mercados cambiarios de países desarrollados los bancos centrales pueden hacer muy poco para influir en el precio de las divisas. Basta mirar el decepcionante comportamiento del dólar que ha perdido más de 30% de su valor con respecto a la mayoría de las monedas en los últimos 5 años. Y eso que los ministros de finanzas del gobierno americano han repetido hasta el cansancio que ellos buscan un dólar fuerte.
En el Perú el peso de las decisiones del BCRP han tenido un peso enorme en el comportamiento del dólar. Ese peso lo pierden una vez que los que manejan miles de millones de dólares desde una oficina en Nueva York encuentran una y otra vez oportunidades de hacer dinero en el mercado local. El BCRP cree estar ganando la batalla contra los especuladores internacionales. Los especuladores internacionales que ven las enormes ganancias que han logrado piensan exactamente lo contrario. Hace falta una receta distinta para alejarlos.
Publicado en El Comercio, Abril 26, 2008
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