Thursday, July 31, 2008

El reto presidencial

Lamentablemente quienes hicimos espacio en la agenda familiar para escuchar al presidente no podemos sino decir que el mensaje fue una frustración. Es cierto que la novedad del discurso fue su tono más conciliador, pero la verdad que para el momento que vive el país se esperaba --al menos yo-- un mensaje que mostrara una mayor dosis de liderazgo. El resumen del mensaje fue que estamos avanzando lentamente, de puente en puente, de camino en camino y que la inflación que viene de afuera nos puede sacar de este camino si es que no se reacciona con oportunidad y prontitud. ¿Cómo? No lo dijo. Además, quedó una vez más muy claro que el objetivo es hacer que los peruanos más pobres dejen de serlo. ¿Cómo? Tampoco fue muy claro al respecto.

Déjenme insistir en este último punto que me parece clave. Lo que hoy tenemos de manera muy simplificada es una receta en la cual se ha optado por poner énfasis en la redistribución de recursos para de esa manera aliviar no solo la pobreza, sino también las tensiones sociales que vivimos. Con esa estrategia el Perú más productivo, más moderno y más integrado trata de despegar lo más posible generando más recursos fiscales para que el Gobierno sea quien logre sacar de la pobreza a ese tercio del país que aún está estancado. Para un estudio que acabamos de finalizar, calculamos cuán pro pobre había sido el crecimiento en el Perú de los últimos veinte años. Por crecimiento pro pobre se entiende aquel aumento en el PBI que viene junto con una reducción de la desigualdad en todo el país. Los resultados muestran que podemos decir que este modelo es cada vez más pro pobre. Pero (y este es uno bien grande) los resultados indican que la brecha de desigualdad entre la población urbana y la rural se hace cada vez más amplia, poniendo en tela de juicio el carácter inclusivo de este crecimiento.

La estrategia de redistribuir claramente resulta insuficiente. El Estado no tiene la capacidad para hacerlo. ¿Poniendo a tres millones de peruanos bajo el amparo del programa Juntos será suficiente? Creo que la gran diferencia entre ese Perú moderno y el otro que vive en estos pequeños centros poblados a los cuales aludió Alan García es la enorme brecha en productividad. Y aquí no nos perdamos en tractores y laptops, sino en cosas más básicas. Piensen, por ejemplo, en el impacto de la salud en su capacidad de producir. Saque su cuenta de cuántos días al año usted deja de trabajar por enfermedad. Ahora piense en cuántos días debe dejar de trabajar una persona que no tiene acceso rápido a un centro de salud o a una nutrición más balanceada. Del mismo modo, piense en el tiempo que usted no tiene que invertir para acceder a los servicios básicos en medio de la ciudad frente al tiempo que una persona que vive alejada de la modernidad requiere para generar cosas tan simples como el agua caliente para el desayuno.

Por ello, los aumentos de productividad van de la mano en acceso a tecnologías relativamente sencillas que permitan no solo aumentar la rentabilidad de sus tierras, sino también la mejora significativa en sus condiciones de vida. La importancia de llegar a esos lugares del país con mejores prácticas de cocina e higiene parecen temas menores, pero pueden significar saltos en la capacidad productiva de dichas familias. Los vacíos del discurso en cuanto a qué estrategia se piensa seguir en materia de superación de la pobreza creo que deben llenarse no solo en palabras sino en acciones.

Publicado en El Comercio, Julio 31, 2008

2 comments:

Carlos said...

Estimado Profesor, he comentado un parrafo de su artículo aquí:

http://grancomboclub.blogspot.com/2008/08/sobre-la-desigualdad.html

Saludos cordiales,

Eduardo Morón said...

Muchas gracias por el post!!