Thursday, February 10, 2011

Entrevista con Cecilia Valenzuela en Willax TV - Reducción del IGV

El enlace de la entrevista está aqui

Wednesday, February 09, 2011

Rebajar el IGV: Una buena idea en un mal momento

Algunas reflexiones sobre el anuncio de rebajar el IGV de 19% a 18%.
1. No hay nada más dificil para un gobierno que bajar impuestos. Bueno, es mucho más fácil cuando uno sabe que ya no será gobierno.
2. En nuestro actual marco de política fiscal está establecido que en períodos electorales los gobiernos no pueden gastar más rápido los recursos que tienen para todo el año. Bueno, lo mismo debería ser cierto para los impuestos. No se debería poder desaparecer ingresos futuros sin a su vez señalar con claridad que gastos del presupuesto YA aprobado se estarán reduciendo.
3. La reducción del IGV no es una herramienta para moderar el aumento de la inflación producto del shock de precios de los soft commodities. Provecho para quienes tendrán ahora márgenes más altos.
4. La reducción del IGV no es la mejor manera de formalizar la economia. Más le duele a una empresa informal el costo de EsSalud en que incurre al poner a su planilla en contratos formales que pagando IGV que puede deducir al incorporarse a la cadena formal.
5. Trabajemos para que la política fiscal sea más institucional, menos arbitraria, más predecible y no una herramienta para sorpresas.
6. Esta reducción equivale a mas o menos 2,000 millones de soles o 0.5% del PBI. Es mucha plata. No es que estemos discutiendo minucias.
7. Creo que el Congreso debería aprobar la reducción del ITF que no es mucho dinero y que en efecto reduce la intermediación financiera sin mayor ganancia.

Wednesday, February 02, 2011

La plata (pública) no llega sola

En efecto, el dinero que el gobierno gasta procede de los impuestos que pagamos todos (o casi todos) y eso nos da derecho a exigir no sólo transparencia sino rendición de cuentas. Los gobiernos deberían explicar a los ciudadanos de manera frecuente y detallada lo que se hace con los recursos que salieron de sus billeteras. Sin embargo, el presupuesto es una montaña de datos que la gran mayoría no mira porque es tan divertido como leer la guía telefónica. Muchos reportan si el gobierno (nacional, regional o local) gasta lo que tiene o deja de hacerlo. Pero esa no es la información más relevante.
Si queremos pedirle al gobierno que rinda cuentas debemos empezar por preguntar qué meta quería lograr. Si esa meta es pública, como por ejemplo, reducir la desnutrición infantil rural en 5 por ciento con respecto al año anterior, entonces será muy fácil verificar su cumplimiento. Una vez que sabemos la meta, el siguiente paso es preguntarse qué proyecto se ha puesto en marcha para alcanzar dicha meta. Este proyecto tendrá una asignación presupuestal que estará geográficamente localizada. Es decir, el presupuesto de dicho programa dirá que hay recursos para tal o cual región. Esa decisión es un primer punto que debe ser analizado. Porque podemos estar asignando los recursos no en función de quienes lo necesitan sino en función de quienes tienen o no recursos.
Un segundo aspecto que deberíamos evaluar es si el programa está obteniendo los resultados que esperábamos. De repente, hay factores externos que lo hacen tener un resultado menos favorable, o los recursos no terminaron aplicándose adecuadamente. El tema se complica porque muchos resultados no se verán sino en un plazo más largo. La solución no es dejar de evaluarlos sino considerar un plazo razonable o mirar objetivos intermedios.
¿Quién debería hacer esta evaluación y monitoreo? El Congreso debe fiscalizar y podría tercerizar estos estudios para que se hagan de manera independiente. Hoy solo unos pocos programas son analizados de esta manera. Esto hace que no hagamos algo que es esencial: gastar en lo que conviene gastar y dejar de hacerlo o modificar la forma como se hace si es que la actual manera no está dando los resultados que desde un inicio queríamos lograr.

Publicado en El Comercio, Febrero 2, 2011