Saturday, June 29, 2013

El laberinto de la Reserva Federal


Los operadores en los mercados están con los nervios alterados.  La decisión de la Reserva Federal de iniciar la discusión sobre cómo salir de este enorme experimento de política monetaria -reducir las tasas a cero y aumentar sin precedentes la cantidad de dinero- ha provocado semanas de intensa volatilidad.  Lo cierto es que la reacción de los mercados ha sido confusa. En realidad, tan confusa como las indicaciones de la propia Reserva Federal.  Por ello, luego de la comunicación oficial de la Reserva Federal anunciando que el inicio del retiro del impulso monetario extraordinario estaba cerca, dos Presidentes de la Reserva Federal (Saint Louis y Minneapolis) señalaron que estaban en desacuerdo con lo anunciado. Los términos en que ambos se pronunciaron mostraban un claro desacuerdo con lo señalado por el comunicado oficial y reclamaban mayor claridad para evitar esta confusión que ha agobiado a los mercados.
Cabe preguntarse qué fue lo que realmente quiso hacer el jefe de la Reserva Federal, Ben Bernanke, con sus declaraciones. Una de las posibilidades es que quiso empezar a mitigar el riesgo más importante que se ha generado a partir de este experimento monetario: una nueva burbuja financiera. Si uno mira los indicadores bursátiles americanos previo a las declaraciones de Bernanke, éstos ya habían superado los niveles previos a la crisis a pesar de que la economía aún seguía frágil, señal que la plata abundante no tenía donde estacionarse. Lo mismo se puede decir con respecto al precio de las viviendas. El ritmo de crecimiento de los precios ya está en dos dígitos, muy cerca a los niveles máximos que se observaron en el 2004-2005. Además, donde más subieron los precios de las viviendas es  en los estados donde los compradores lo hicieron pensando en invertir en bienes raíces. Este comportamiento de un par de activos financieros es muy distinto a lo que se observa en los mercados de bienes. La inflación no sobrepasa el 1 por ciento, y la producción industrial ha venido desacelerando su ritmo de crecimiento a niveles cercanos a los de una nueva recesión. Esta recuperación es de lejos la más lenta de todas luego de una recesión en EEUU. Lo cual ratifica que este impulso monetario ha sido ineficiente en generar una rápida y sólida reactivación.
En la mente del jefe de la Reserva Federal uno podría pensar que había el temor a que esta disparidad en el comportamiento se acentuara aún más, y una de las lecciones de la crisis es que es mejor romper las burbujas cuando están naciendo.
No me convence la otra explicación que señala que Bernanke dijo lo que dijo porque la economía norteamericana ya mostró suficientes señales de estar creciendo de manera sostenida. Los números aún son mixtos, y muchas de las mejores cifras están sesgadas por el efecto de los esteroides del impulso monetario. La riqueza de las familias mejoró mucho más que su gasto, y el gasto es lo que importa.
Es claro para todos los analistas del mercado que la FED tardará alrededor de un par de años para empezar a subir sus tasas de interés. Sin embargo, es claro que el mercado ya asumió que el período de tasas super bajas empezó a terminarse. El panorama será más claro cuando las tasas de crecimiento sean más altas en cada trimestre y la inflación empiece a mostrar la cabeza. Mientras tanto, ajústese el cinturón que turbulencia es lo que viene.

Publicado en El Comercio Junio 29, 2013

Saturday, June 15, 2013

La receta de más plata no basta


Los banqueros centrales de los países desarrollados han utilizado todo lo que tenían en la caja de herramientas en su esfuerzo por reactivar la economía global y asi evitar caer en un escenario de depresión económica similar a la de fines de los años 20. Uno mira los balances de los bancos centrales y simplemente el impulso monetario ha sido masivo. No obstante ello, ninguno de esos banqueros centrales puede decir que la tarea está hecha. Hoy, la inflación de los países del G-7 es menos de 1 por ciento y con una tendencia declinante. Por el lado de la actividad económica, siguen apareciendo nuevas revisiones a la baja de las expectativas de crecimiento de dichas economías en lugar de señales claras que el problema ha sido resuelto. Como lo ha mostrado recientemente Japón la receta de salida sigue siendo apostar por echar más dinero a la economía.
Los mecanismos bajo los cuales debería operar satisfactoriamente este impulso monetario sin precedentes son a través del consumo, de la inversión, y del propio sistema financiero. La idea en simple es que si el Banco Central se las ingenia para bajar las tasas de financiamiento de las decisiones de consumo e inversión, ambas variables deberían repuntar y sacar a la economía de la recesión. Para esto, en tiempos normales basta reducir la tasa de referencia de corto plazo de los bancos centrales. En tiempos complicados como éstos ha sido necesario aplicar lo que se llama la expansión cuantitativa que apunta directamente a reducir las tasas de largo plazo. Y después de casi 3 trillones de dólares de expansión monetaria en EEUU, el consumo y la inversión han respondido sólo moderadamente. 
El otro mecanismo que debería ayudar en este proceso es el que opera a través del sistema financiero. Los bancos centrales han inyectado directamente en los bancos una cantidad impresionante de dinero con la esperanza de que éstos movilicen dichos recursos adicionales a tasas más baratas y de esta manera se reactiven los proyectos de inversión y no se suspendan las decisiones de consumo. El problema es que los bancos pueden optar por no prestar los fondos extra que reciben porque en su evaluación no hay buenos clientes. Esta percepción puede ser el producto de la crisis financiera misma que los ha hecho ser más reticentes a tomar riesgo. Asimismo, los propios clientes potenciales pueden ver que a pesar de que existan señales que muestran mejoras en su riqueza, como el aumento en el precio de sus propiedades, o un alza en la bolsa de valores, la falta de dinamismo del mercado laboral puede ser suficiente para enterrar su entusiasmo por endeudarse otra vez. Especialmente, si es que dicho consumidor o empresa viene cinco años en un proceso de desapalancamiento, es decir, de reducir su excesivo nivel de deuda.
El problema es que el mercado bancario norteamericano toma el impulso monetario y se lo devuelve al Banco Central en casi su totalidad. Hoy, la proporción de activos utilizados para otorgar crédito en los bancos comerciales está en su nivel mínimo de los últimos 40 años. Es clave entender las razones por las cuales estos mecanismos no están funcionando si es que realmente se quiere sacar a la economía de la recesión luego de 5 largos años, sino tendremos 5 años más de una lenta recuperación.

Publicado en El Comercio, Junio 15, 2013