Mi infancia estuvo marcada por el gobierno militar por la ausencia de juguetes importados. Mis hermanos mayores gozaron de una infancia con robots y juguetes Fisher Price, a mí me tocó apreciar los juguetes de plástico duro de BASA. Por eso que uno de mis juguetes favoritos era uno hecho por mi papá. A una mesa de madera le clavó botones de mando para la velocidad, el timón y altímetro y nos permitía viajar (sin visa y sin necesidad de pilas) por todo el mundo. Para nuestros hijos no hay peor cosa que en Navidad el juguete no incluya pilas.
Así es como se siente el Ministro de Economía. Sentado en su escritorio ordena que frente a la posibilidad de una profundización de la crisis mundial el Estado gaste más rápido y como si estuviese sentado frente a esa mesa de madera que yo tenía, los botones de mando no están conectados a nada. Es un juguete sin pilas. El ministro mira las cifras y observa que del total del presupuesto de inversión pública los gobiernos regionales y locales sólo han gastado 4 de cada 10 soles que tenían disponibles.
Parte de esta incapacidad de gasto se explica porque la mayoría de las autoridades son nuevas. Recuerden que la reelección de autoridades regionales y locales es casi nula. Si miramos los datos de 2007 otro año de inicio de funciones de los gobiernos subnacionales veremos hacia dónde vamos. Al final de ese año, los gobiernos regionales sólo gastaron la mitad de su presupuesto de inversión pública y los gobiernos locales sólo 4 de cada 10 soles. Al final de sus mandatos, el 2010, habían subido a 6 y 7 de cada 10 soles respectivamente.
El MEF debe tomar la iniciativa y esta no se puede limitar a planes de estímulo fiscal. El verdadero estímulo es trabajar de la mano con regiones y municipalidades para que gasten y lo hagan bien. Cada zona tiene un conjunto de necesidades que deben ser atendidas primero antes que las fantasías y preferencias personales de quienes hoy son autoridades. Saber que 50 por ciento de las escuelas públicas no tiene electricidad es como un baldazo de agua fría para reordenar prioridades de gasto. Avancemos, recursos hay, falta gestionarlos mejor.
Publicado en El Comercio, Octubre 2011