Saturday, February 23, 2013

Lecciones de la Prosperidad Australiana


Un reciente libro (McLean, 2013) discute no sólo porqué Australia prosperó hace algo más de 150 años sino por qué nunca dejó de ser una economía desarrollada a pesar de que sus altos ingresos se debieron a la abundancia de recursos naturales.  Australia siendo aún la colonia penal británica tuvo un ingreso por habitante mayor al de cualquier economía en el mundo luego del boom de la lana de oveja y el descubrimiento de enormes yacimientos de oro.  No obstante, lo interesante del caso australiano es que si bien muchos países tienen abundantes recursos naturales la mayoría no ha podido salir del subdesarrollo, mucho menos sostener su nivel de riqueza. ¿Qué lecciones ofrece Australia a los países de América Latina que tienen abundantes recursos naturales pero que aún ninguno figura en la lista de los países desarrollados?
Una primera lección mirando su historia es que Australia casi siempre creció cuando la economía mundial creció, gracias a estar comercial y financieramente integrada al mundo. Aprovechó cada uno de los vientos a favor.
Una segunda lección es la importancia de las instituciones en la promoción del crecimiento. Australia pudo haber iniciado su historia concentrando en manos de pocos los beneficios del boom del oro. Por el contrario, se optó por tener pequeños lotes (6  metros cuadrados) para que muchos accedieran a la posibilidad de encontrar oro. Como los descubrimientos de oro fueron de tipo aluvial no se necesitaba más tecnología que una pala y un cernidor. Esto permitió que el modelo de pequeñas parcelas pudiera ser rentable. Mucho tiempo después este sistema convivió con grandes empresas con mejores tecnologías.  En ese momento tuvo un Estado que supo cobrar impuestos y redistribuirlos.
Una tercera lección fue que la minería no fue el único motor del crecimiento australiano. Tan importante como el oro fue la actividad asociada al ganado ovino. A lo largo de los años, Australia tuvo siempre la capacidad de ajustarse a mejores condiciones externas para uno u otro producto.
Una cuarta lección es que el gobierno invirtió las ganancias de la explotación del oro no sólo en cosas que brindaran bienestar en el presente, sino que al hacerlo en infraestructura permitió que la bonanza se compartiera con las generaciones futuras. Es decir, se aumentó la productividad de los futuros emprendimientos en todos los sectores de la economía.
Australia también aprendió por el camino del error lo costoso que es para una pequeña economía cerrarse al mundo a través de altos aranceles y supo desmontarlos para aumentar su productividad. Supo aprovechar el boom de la postguerra,  el renacimiento de Japón y el reciente boom producto de China. Supo construir una mayor flexibilidad y resiliencia frente a las crisis externas.  Para esto fue clave sus reformas pro-competitividad así como su manejo macroeconómico impecable.
Finalmente hay elementos de instituciones políticas que son críticos a este exitoso proceso. Para empezar, ningún grupo económico tuvo control absoluto de la política y eso permitió un crecimiento más balanceado en todo sentido.  No hubo apropiación exagerada de las rentas ni una falta de preocupación por el futuro. Los australianos siempre fueron conscientes que esta riqueza es solo un regalo transitorio.

Publicado en El Comercio, Febrero 23, 2013 

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