Thursday, August 18, 2005

El poder de los incentivos

Luego del lanzamiento de la nueva AFP el mercado de la administración privada de fondos de pensiones ha tomado un dinamismo que muchos ansiábamos ver hace bastante. Quisiera hacer tres reflexiones sobre este tema. La primera es insistir en que la base de la competencia al interior del mercado de administración de fondos previsionales se basa en que cualquier nueva empresa pueda desafiar a las empresas existentes. A lo que me refiero es que las condiciones de mercado deben favorecer que sea fácil entrar al mismo. En economía se dice que no debe haber barreras a la entrada imposibles de franquear. Si para entrar a competir en un mercado se necesita 300 autorizaciones distintas o un permiso de las empresas ya existentes difícilmente veremos una nueva empresa en ese sector. En el caso de las AFP las barreras a la entrada no eran altas.

Las principales “barreras a la entrada” eran: (1) una sensación de que el sistema privado de pensiones estaba bajo constante amenaza legislativa; (2) el mercado potencial de nuevos afiliados es muy chico. Nadie quiere lanzarse a gestionar una empresa donde lo que importa es el largo plazo, pero no se sabe si las reglas serán las existentes o unas diametralmente distintas. Nadie quiere formar una empresa donde sabe que el tamaño de mercado depende del tamaño de un sector formal que prácticamente no ha crecido.

Esto nos lleva a la segunda reflexión. ¿Porque no pasó esto antes? Yo diría que hay dos efectos que han jugado en contra de un mayor dinamismo competitivo en el mercado de AFP. Uno: competir exige diferenciarse. Dos: competir exige libertad de elección. Si uno observa un mercado donde hay muy poco margen para ofrecer algo distinto a lo que ya ofrecen las demás difícilmente se lanzará a la piscina. ¿Por qué nuestros nuevos chefs siguen abriendo restaurantes en Lima? Básicamente porque creen que lo que ellos ofrezcan será distinto a lo que hay y le quitarán un pedazo de ese mercado a los actuales restaurantes. Para eso se necesita que los clientes puedan moverse libremente de un restaurante a otro. Si la regulación me obliga a almorzar en el mismo restaurante todo el año, o si debo pedir un permiso para cambiar de restaurante estoy creando condiciones de mercado que no favorecen la competencia. La SBS ha venido cambiando las regulaciones para que esto en efecto suceda: mayor libertad en los traspasos, la creación de los multifondos y la posibilidad de los descuentos por permanencia.

La última reflexión es remarcar el poder los incentivos de mercado. Muchos criticaron el tamaño de las utilidades de las AFP. Pero son precisamente esas utilidades las que han activado todo lo que hoy estamos viendo. Todo este escenario de renovada competencia hubiera sido impensable si el Congreso aprobaba proyectos de ley como los que proponían que la comisión sea no mayor a 1 por ciento, o el que proponía que el Estado debe tener su propia AFP con reglas distintas a las de las AFP privadas. La competencia funciona cuando dejan que los incentivos funcionen. Hoy los afiliados al Sistema Privado de Pensiones están mucho mejor servidos gracias a la competencia. ¿En qué estarán pensando los afiliados al Sistema Nacional de Pensiones?

Publicado en El Comercio, Agosto 18, 2005

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