Saturday, May 19, 2012

Los otros aranceles del subdesarrollo


Esta semana Colombia debió festejar el inicio del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, pero un criminal ataque terrorista contra un ex ministro fue la portada del dia. Después de una dura y prolongada negociación Colombia logró poner en marcha este tratado que explica buena parte de este boom que vive una economía que se estuvo preparando para este momento.

Sin embargo, y esto no es para aguar la fiesta aún más, lo cierto es que los países que buscan ser abiertos al mundo ya no son una minoría sino una mayoría y las ganancias por reducción de aranceles son mucho menores a las que años atrás podrían haberse obtenido.

Estos tratados sirven para que los consensos pro-apertura se vuelvan permanentes y eso es fundamental para la promoción de mayor inversión en nuestros países donde la estabilidad jurídica está tan mal tratada. Además, los tratados de libre comercio no sólo reducen aranceles sino que promueven mejores prácticas laborales, ambientales, entre otras cosas.

Pero el punto que quisiera hacer es que cada vez que logramos una meta hay que inmediatamente pensar en cual es la siguiente meta a alcanzar. A mi juicio, la siguiente meta está íntimamente ligada a temas de comercio, pues finalmente es otra forma de arancel. Me refiero a los costos de transporte. Un producto que debe pagar un alto arancel deja de ser competitivo y por eso no se comercializa en otros mercados. Un producto que para comercializarlo enfrenta unos costos elevados de transporte no llega a un precio que puede competir en los mercados de destino. Esos costos de transporte tienen el mismo impacto que un impuesto. Hacen menos competitivo el producto en el mercado de destino y por lo tanto desincentivan el comercio y reducen la inversión en dichos sectores.

Pero los costos de transporte no son igual de importantes para todos los productos. Lo que importa es el ratio precio a peso. Si el producto vale muy poco relativo a su peso, excesivos costos de transporte harán que dicho producto no pueda ser comercializado de manera rentable. Piensen en casi cualquier producto saliendo del VRAE. Es tan caro el transporte que salvo cosas como las drogas pueden ser suficientemente rentables para afrontar los enormes costos de transporte.

Los gobiernos de la región necesitan iniciar en serio un programa de puesta a punto de nuestra infraestructura para reducir significativamente esos costos de transporte. Uno de los resultados que muestra la experiencia internacional es que los países que tienen altos costos de transporte no pueden diversificar su oferta. Termina siendo un freno importante a algo que es fundamental para no sólo mejorar nuestro desarrollo sino hacerlo menos volátil.  Dada nuestra oferta limitada oferta de productos (en términos relativos a los países desarrollados) hace falta un trabajo decidido para impulsar la construcción de infraestructura necesaria para hacer rentables un sin fin de proyectos empresariales que hoy simplemente no es posible hacerlos.

Para la mayoría de los países de la región ya no es un problema de falta de recursos lo que impide que se cierren las brechas de infraestructura. Inversionistas interesados y recursos no faltan. Los gobiernos de la región no parecen estar a la altura del problema por ahora.

Publicado en El Comercio, Mayo 19, 2012

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