Saturday, January 26, 2013

¿Qué es dinamismo resiliente?


Sólo una pequeña minoría sabe de lo que voy a hablar en esta columna pero déjenme hacer el intento de explicar a qué me refiero. Esta semana en Davos, Suiza se reúnen los líderes mundiales en una suerte de retiro anual para pensar cómo arreglar los problemas del mundo. La frase que ha sido escogida para representar el momento en que se dan estas discusiones es algo que en inglés suena mejor pero que traducida sería algo así como “dinamismo resiliente”. En sencillo, se busca que los países mantengan el 2013 un dinamismo a prueba de muchos obstáculos. Como dijo la Jefa del FMI, es necesario que se mantenga el movimiento, se ha evitado la recaída pero no hay espacio para el relax. O como diría Nassim Taleb, el autor de Antifragile, se busca que las economías no sólo resistan los golpes sino que salgan fortalecidas de ellos.
El 2013 es un año de transición. El piso de los problemas parece estar más atrás que adelante aunque la lista de riesgos a enfrentar es más larga que la lista de regalos de un niño engreído en Navidad. El año empezó con una generalizada revisión a la baja de las proyecciones de crecimiento para todas las economías. Sin embargo, la sensación que es que los riesgos mayores se han evitado o será posible evitarlos. No es que la economía haya mejorado mucho sino que la política no ha tenido más remedio que responder a los hechos. Pero estamos muy lejos de pronosticar un año sin problemas. No es claro como Europa saldrá de sus angustias fiscales sin mejorar sus proyecciones de crecimiento, o qué tan factible es que los tres principales bloques mundiales pretendan salir de la crisis exportando más.
Mi sensación es que los problemas continuarán y se harán aún más intensos antes de que la situación económica mejore. Tampoco me parece que la imprescindible cooperación de la que se habla como una necesidad y no un lujo sea tan fácil de conseguir. Tenemos en frente una larga lista de problemas que requieren una acción colectiva. Pero, los beneficios de tomar una decisión que resuelva el problema no se perciben como concretos y de rápido acceso, sino más bien se tiene la sensación que los costos muy concretos e inmediatos superan con creces cualquier potencial beneficio que pueda darse a lo largo del tiempo.
Estas son situaciones donde es típico ver que frente a una montaña de problemas se hace poco o nada. Muchas veces la solución simplemente es un parche “mientras tanto” y no una verdadera solución al problema. Es más fácil patear los problemas para después, que sentarse con la convicción de resolverlos.
Esta idea de dinamismo resiliente implica que sería más fácil si es que todos hacen girar la rueda. Para que esto suceda se necesita coordinación y evitar que algunos giren en el sentido opuesto al resto. Pero es muy cómodo ver como el resto hace el esfuerzo mientras uno simplemente no hace nada. Ese es el riesgo que aún está muy lejos de disiparse en la economía global.  Por eso Roubini habla de un mundo G-0 en lugar de G-20 o G-7. Ningún país se esfuerza en cooperar a pesar de que la postergación de los problemas debilita a todos. No olvidemos que es más fácil cooperar cuando el peligro es inminente, pero la falta de resolución e incertidumbre tienen costos en la economía real para todos.

Publicado en El Comercio Enero 26, 2013 

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